Apuesto mi vida

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            Retiro el video del reproductor, dejándolo a un lado junto con el montón que ya había desechado. Estaba cansado, quería dormir y después ir a revisar a Ángel, estar un tiempo con ella. Sentía que era la única que comprendía su dolor, porque ella había conocido de igual forma a Demmon, pero no iba a parar hasta ver todas las grabaciones que aquel enfermo había mantenido en una habitación de aquel lugar.

Todas las mujeres que aquel hombre había mantenido prisioneras habían llegado a parar ahí a base de engaños, promesas falsas y retorcidas, horribles consecuencias. No estaba seguro quien saldría ganador si comparará el dolor de ellas con los rescatados, sería también demasiado morboso hacerlo.

Negó con la cabeza, intentando no ir mucho por aquel lado. Colocó otro video, la respiración se le corto cuando en la pantalla apareció Demmon, sus oscuros ojos centrados en la cámara, por un momento quiso hablarle, pero cuando su amigo alzo ambos dedos medio la risa surgió. Hasta en esos momentos aquel idiota seguía siendo terco y grosero.

La celda se abrió, Demmon volteo y observo al hombre, una mirada que prometía una de las más dolorosas torturas y la muerte más lenta del mundo, incluso a él le dio miedo. Los videos carecían de audio, eso no era de mucha importancia; él sabía leer labios porque por mucho tiempo sus padres decidieron hablar muy bajo en la misma habitación de él.

El hombre dio un paso, por la postura de Demmon pudo deducir que éste había gruñido, por un corto tiempo la batalla de miradas duró ya que el humano se retiró, pero dejó la celda atrás. Pasaron unos minutos y una humana entro, por sus rasgos era notorio que era asiática y joven, unos veinte o veinticinco, quizás.

La joven se acercó a un lavabo, mojó una toalla y comenzó a limpiar a Demmon, el cual comenzó a querer entablar una conversación. El estómago se le contrajo al saber que esa chica conocía a Ángel, también la forma en que Demmon describió a la pequeña hembra regalo. Arqueo una ceja al saber que ella ayudaría a Demmon a huir, le colocó un collar sin abrochar, por lo tanto cuando su amigo comenzó a caminar éste cayó.

Al notar que Demmon no se detuvo, pudo deducir que ni cuenta se había dado que había perdido el collar, la chica tomo en manos el collar y sonrió de una forma fría y reconfortante, su rostro transmitiendo una enorme paz.

"Te llevaré conmigo, hijo de puta" fue lo que la chica dijo antes que saliera de la celda, él trago y se apoyó en el respaldo del sillón, sorprendido al comprender que ese collar no era rastreador, sino explosivo. Ella había planeado salvar a Demmon con su propia vida, pero su amigo no dejaba a nadie atrás y por eso volvió, por eso saltó tras de ella y...

Cerró los ojos, sintiendo el nudo formándose de nuevo en su cuerpo y el dolor de cabeza propagándose como un enjambre.

Dio un respingo al escuchar la puerta de su oficina abrirse, abrió los ojos y vio sobre su hombro, todo su cuerpo despertó. Alysia estaba ahí, luciendo hermosa con unas mayas ajustadas y una blusa suelta, los finos rasgos a la vista gracias a la coleta alta. Sonrió de lado.

— ¿Vienes a darme las "gracias"? – preguntó girando la silla para quedar frente a frente, ella entro a la oficina cerrando tras de sí.

— No precisamente. – fría, justo como me gustan. Se rió bajo ante su propio sarcasmo.

— Entonces, ¿a qué viniste?

Ella no respondió con palabras, sino que se lanzó contra él y lo derribo del asiento, ambos cayeron y el golpe lo dejo un poco atarantado, pero el aroma de ella tan cerca lo embriago.

Demmon  (Nuevas Especies 6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora