Se observó en el espejo, comparándose con la que antes era y los cambios fueron demasiados notorios, el primero y más visible era que se veía al espejo. Que no bajaba la mirada al verse a los ojos, pues en ellos el recuerdo del pasado ya no estaba tan grabado. Otro cambio era su piel, el color firme y tierno que poseía; su cabello largo y con fuerza, brilloso y suave; cicatrices donde debería haber horribles cortadas todos los días.
Se sentía bien y quería agradecérselo a la pantera que ahora dormía en otra habitación, eso le hizo abrazarse así misma; Demmon ya no dormía con ella.
Un día el macho había dado la noticia que comenzaría a dormir en la otra habitación, poniendo como excusa que el dormir juntos estaba mal y eso a ella le hizo gruñir, incluso ahora con el simple recuerdo, pues habían dormido juntos por muchas noches y siempre la mantenía entre sus brazos, con la nariz enterrada en el cabello y con su pecho pegado a la espalda de ella.
Extrañaba mucho dormir así con él, pero no sólo el dormir juntos había cambiado, también la actitud de él. La esquivaba y eso era doloroso. Negó con la cabeza, se acomodó nuevamente el tan despampanante escote de su vestido que no dejaba nada a la imaginación; una cosa podía admitir y no sentirse mal por ello: le quedaba el azul oscuro.
Salió de su habitación, dirigiéndose a donde ahora Demmon dormía y tembló al encontrarse sola en la oscuridad del pasillo; los miedos seguían ahí y eso iba a ser algo que tardaría mucho en cambiar.
Su mente divago a aquel día que bailo con Demmon, la paciencia que la pantera había tenido para mostrarle si quiera unos cuantos pasos de baile y entonces, cuando había por fin dado una vuelta sin pisarle el pie, noto que los ojos del macho brillaban de orgullo. La veía de una forma que realmente la hizo temblar, pero no de miedo ni pánico, una emoción diferente golpeo su cuerpo y le gusto, le hizo feliz. Tanto que se atrevió a besarle la mejilla a Demmon y ese fue el error.
En los ojos de la pantera ya no había orgullo, sólo miedo y curiosidad. No lo tuve que haber besado. Pero es que ella no se arrepentía, se sentía enormemente feliz de haberse atrevido a semejante cosa y después de ese día el contacto se había vuelto nulo.
Respiró hondo, se acomodó nuevamente el cabello y abrió la puerta, viendo, gracias a la luz que se filtraba de la ventana abierta, a la pantera que ya hacía despierta y con la mirada clavada en la de ella. Fue como si el tiempo se hubiera detenido, la mirada de Demmon brillaba bajo la tenue luz y se notaba atreves del movimiento que sus hombros hacían lo acelerado que estaba ¿alguna pesadilla? ¿Enojo? ¿Miedo? ¿Curiosidad? ¿Pánico? Ella lo estaba sintiendo.
— ¿Qué haces? – la pregunta tan repentina de Demmon le hizo pegar un brinco, rió con nerviosismo y dio un paso más, sólo para poder cerrar la puerta tras de sí. – Ángel, ¿qué haces?
— Yo quería hablar contigo.
— ¿Y no podías esperar hasta mañana?
— Realmente sí, pero yo...
— ¿Te arrepentirías porque te darías cuenta de la estupidez que estás haciendo? – parpadeo confundida, entonces el dolor le envolvió el corazón. – Fuera.
— Demmon, déjame...
— ¡No! Sal ahora mismo.
— ¡Quiero estar contigo! – grito, en verdad grito y se sintió bien el hacerlo. – ¡¿Qué tiene eso de malo?!
— ¡Lo tiene todo! – se levantó de la cama, dando un paso hacia ella. – Lo único que estás haciendo es arruinar esto.
— No es verdad...
ESTÁS LEYENDO
Demmon (Nuevas Especies 6)
Fanfiction"Un demonio es aquel Ángel que entregó su corazón y frente a sus ojos este fue herido" Demmon, hijo de Gabriel y Alegría, es uno de los mejores peleadores de la Comunidad, ha ayudado a muchos machos rescatados adaptarse a su nuevo mundo, es por ello...