Las olas rompiendo contra el acantilado creaban un sonido que le provocaba la piel de gallina, pero no sólo por eso, sino que podía reconocer el aroma que por mucho tiempo la rodeó en las tinieblas. Estaba de vuelta, el infierno de donde había salido le sonreía de una forma que la hacía querer llorar pues prometía que los miedos que ella paso, Demmon los había pasado.
Caleb apago las luces del jeep, guiándose solamente por la luz que la luna y las estrellas les ofrecían, yendo con cuidado esquivando árboles y grietas demasiado peligrosas, estaban en un campo peligroso.
A lo lejos pudo divisar el lugar que por mucho tiempo fue su cárcel, su prisión y creadora de pesadillas, ahí estaba Demmon, no había ninguna duda de ello. Las manos le sudaban y el cuerpo le temblaba, quería saltar ya del carro e irlo a buscar, encontrarlo y protegerlo, sanarlo de la misma forma que él hizo con ella. Ayudarlo a superar las pesadillas.
Entonces Caleb redujo la velocidad hasta que detuvo en su totalidad el vehículo, todos respiraron hondo antes de salir y comenzar la operación, frio viento acompañado con la brisa le hicieron cerrar los ojos, aquello parecía escena de película de terror. El lugar estaba solo, sólo la gran mansión y árboles se alzaban, las hojas verdes bailando bravas con el viento. Dio un paso, luego otro y después tras de ella más pasos se escucharon, todos avanzando a un compás lento, pero seguro.
Todo iba bien, no había saltado ninguna alarma si es que tan siquiera había una, tampoco había sonado ningún disparo, pero todos se detuvieron cuando un grito femenino surgió de la noche.
Ella volteo y ahí, en la orilla del acantilado, la figura de sus pesadillas se encontraba. La simple escena la hizo contener el aire. Aquel horrible hombre tenía sujeta del cuello a una joven de piel blanca y cabello en extremo largo, la insultaba y reñía, exigía una respuesta, pero al parecer no la iba a obtener.
— ¡Me has traicionado! – grito el hombre, lanzándola al suelo con brusquedad. – ¡Eres una perra malagradecida!
— ¡Vete a la mierda! – respondió la chica, intentando levantarse. Ella estaba inmóvil, escuchar de nuevo aquella voz hizo que se bloqueara. – Eres un puto enfermo.
— ¡¿Dónde está él?!
— ¡Come mierda!
— ¡¡Dilo!!
— ¡No te lo diré, así que mejor mátame! ¡Hazlo! ¡Ahora puto cobarde!
— ¡Cállate! – le apunto con un arma, ella contuvo el aire e inconscientemente comenzó a avanzar, quería ayudarla.
Pero una silueta oscura derrumbo al hombre, los golpes sonaron en el lugar con una fuerza descomunal y ella los sintió con cada poro de su cuerpo, conocía ese estilo de batalla. Demmon.
El voraz peleaba contra el hombre de una forma aterradora, nunca lo había visto así; tan perdido en la pelea que no se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Una mano se posó sobre su hombro, ella volteo y Caleb la hizo notar lo mucho que había avanzado, pero no le dio mucha importancia.
Al volver la vista hacía la pelea, vio a aquel horroroso hombre lanzar lejos a Demmon, ella observo, sintiendo su sangre arder. Quería pelear, quería acercarse y luchar, pero Caleb se lo impedía. Un grito surgió de ella cuando vio a la chica levantarse y lanzarse contra el hombre, ambos cayendo por el acantilado.
El silencio reino, Demmon volteo a verla por fin, sus oscuros ojos encontrándose con los de ella después de tanto tiempo, y algo dijo, ella frunció el ceño pues no había logrado comprender, pero no tuvo tiempo de pedirle que lo repitiera porque él se lanzó al vació oscuro.
ESTÁS LEYENDO
Demmon (Nuevas Especies 6)
Fiksi Penggemar"Un demonio es aquel Ángel que entregó su corazón y frente a sus ojos este fue herido" Demmon, hijo de Gabriel y Alegría, es uno de los mejores peleadores de la Comunidad, ha ayudado a muchos machos rescatados adaptarse a su nuevo mundo, es por ello...