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Capítulo 8:  Como destrozar y reparar a Ágape.

—Eres la tía más idiota que he conocido en mi vida—Aika suspiró mientras miraba a su mejor amiga hacer la maleta—. Bueno, los dos sois idiotas.

—Lo sé, no hace falta que me lo recuerdes...

Tras la copa Rostelecom, Akemi y su hermano habían vuelto a Japón antes de dirigirse a Barcelona, lugar donde tendría lugar el Grand Prix Final unas semanas después en época navideña, aunque estas semanas no habían sido las mejores para la pequeña de los Katsuki ya que después de haberse besado con Yuri Plisetsky, ninguno de los dos se había dirigido la palabra. Ni un mensaje, ni una llamada.

—Mañana cuando llegues a Barcelona deberías hablar con él—dijo Takeshi mirando por la ventana de la habitación de la castaña—. Si de verdad quieres estar con él...

—Claro que quiero—sentenció Akemi segura—. Yo... quiero a Yurio—susurró mientras miraba a otro lado y se sonrojaba.

—Pareces retrasada sonrojándote cada vez que Yurio es mencionado— Aika miraba con cara de póker a su amiga—. Pero aquí el cabeza tomate tiene razón, teneis que hablar.

—Lo sé, lo haré—Akemi sonrió—. Muchas gracias chicos—la castaña miró mal a Aika—. Y retrasada lo serás tú cabeza búnker.

La pelinegra rodó los ojos riendo y se levantó de la cama de la castaña.

—Bueno, si me disculpas va siendo hora de que me vaya a casa a estudiar, y sí, con eso me refiero a ver una buena maratón de anime, ¿vienes Takeshi?— inquirió Aika mientras observaba al pelirrojo.

—No, yo... tengo que hablar con Akemi—dijo simplemente el de ojos como el fuego. La pelinegra extrañada se encogió de hombros y salió de la habitación no sin antes despedirse.

— ¿Qué querías decirme?— cuestionó Akemi mientras cerraba su maleta y se entaba encima de ella.

El pelirrojo, nervioso, vaciló un poco.

— ¿Takeshi estás bien?—la castaña apoyó su mano en el hombro de su amigo mientras fruncía el ceño.

—Akemi...— con lágrimas a punto de salir de sus ojos Takeshi miró a la chica—. El dinero que habías ahorrado para ir a la copa Rostelecom, todo... lo robé yo.

Lo siguiente que se escuchó en la habitación fue una bofetada y la respiración acelerada de Akemi.

—Tú... —lágrimas salían de los ojos de la castaña mientras el pelirrojo adolorido se llevaba una mano a su adolorida mejilla— ¿¡Por qué!? ¡Sabías lo mucho que me importaba! ¡Cuánto quería ver a Yurio! ¡Casi me lo jodes!

— Lo siento ¿vale?—Takeshi miraba al suelo— ¡Tú estabas enamorada de mí igual que yo de ti!— el pelirrojo apretó los puños con rabia mientras la castaña lo miraba sorprendida— ¡Y cuando por fin gracias a Aika pude hablar contigo llega ese y lo estropea todo! Y yo... creía que podía superarte pero no pude... por eso pensé que si no lo veías, que si impedía que lo vieses... te dejaría de gustar y entonces volverías a estar por mí...

—Takeshi...

—No digas mi nombre, por favor, soy una mierda— el pelirrojo tiró la mochila con todo el dinero de la castaña encima de la cama y se dirigió a la puerta de la habitación —. Ahí está todo, pásalo bien en Barcelona.

— ¡Takeshi!—exclamó Akemi, caminando detrás de él. Pero el pelirrojo ya se había ido.

 Pero el pelirrojo ya se había ido

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Ágape [Yuri Plisetsky]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora