-1- Cruel casualidad

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—Sí mamá, estoy bien —con tono aburrido respondió la chica—


De cabello castaño y algunos reflejos claros en su cabello corto, baja estatura y ojos marrones, Gardienne era una joven de carácter tranquilo, siempre intentaba ser amable pero su madre podía sacarla de sus casillas.


Llevaba casi un año desde que se mudó, la universidad que había elegido quedaba lejos de su hogar, y aunque algunos días extrañaba a su familia, amaba ser independiente.


Cada noche recibía sin falta llamadas de su mamá, su abuela y su tía favorita, su papá que hace tiempo se mudó del país, prefería mandarle mensajes, lo cual agradecía.


Colgó luego de decir un te quiero y se sentó sobre el sillón, como muchas noches antes, maldijo internamente por dejar todo para última hora, una vez más no dormiría para estudiar, tomó un libro y comenzó a leer, cerrando los ojos a los diez minutos.


Despertó gracias a la alarma de su celular, abrió los ojos y dio un brinco, al darse cuenta de que se había quedado dormida casi le da un ataque de histeria, pero no había más nada que hacer, corrió al baño para darse una ducha rápida y se vistió para luego bajar y tomar su transporte, en el camino leyó a toda velocidad las páginas, no era un tema difícil, por lo que memorizó algunas cosas.


El día fue bastante animado, al final pudo responder varias preguntas del examen y estaba casi segura de que lo pasaría, lo cual mejoró su humor, lo demás fue la misma rutina semanal.


Ya en la tarde, de camino a casa, se le ocurrió hacer algo diferente, vivir sola conllevaba ciertos problemas, y uno de ellos era que se aburría con facilidad por la monotonía de las cosas, así que en vez de subir por el camino de siempre, dobló una esquina y tomó rumbo a un parque cercano.


El lugar estaba lleno de gente, padres detrás de sus hijos que corrían alegres, parejas de la mano y varios vendedores ambulantes, no llevaba sus audífonos con ella, así que se alejó de la bulla, algo de soledad le caería bien.


Mientras caminaba entre los árboles que cada vez eran más frondosos, recordó a su familia y amigos, tenía muchas personas que la querían, pero muchas veces se sentía acorralada, era una chica que necesitaba estar sola a ratos, sólo ella y su inmensa imaginación, a veces se sentía culpable pues no quería alejar a sus seres queridos, pero no era buena expresando lo que sentía.

 

Sacudió la cabeza, una vez más se había perdido en sus pensamientos, era una mala costumbre, dio una vuelta sobre si misma notando que estaba algo perdida, pero no entró en pánico, sólo tenía que volver sobre sus pasos, giró y se sobresaltó al casi pisar un hongo, dio un paso atrás y se dio cuenta de que no era sólo uno, eran varios, reunidos en una forma circular perfecta, no pudo evitar sentir curiosidad.


Los evaluó desde varios ángulos y tocó uno de ellos, ¿Acaso alguien lo había hecho a propósito?, quizás había algo enterrado ahí.


Dejó de analizar el círculo cuando escuchó que unos pasos se acercaban, se asustó y buscó donde esconderse, encontró un árbol grueso y se colocó detrás del tronco.


—No deberías haber tomado eso —habló una voz masculina — Si nos regañan, diré que es tu culpa —exclamó con tono acusatorio el mismo hombre —


Gardienne sacó la cabeza de su escondite para ver que ocurría, el chico que hablaba era uno bajito con unas extrañas orejas de gato, detrás de él iba otro más alto sin nada peculiar a la vista, pensó en que eran muy raros esos dos, su mente pervertida comenzó a imaginar muchas situaciones cuando ambos desaparecieron en el círculo de setas.


Casi suelta un grito, salió corriendo y se acercó de nuevo a los hongos, miró hacia todos lados, los dos jóvenes no estaban, su cerebro comenzó a maquinar, podía irse ahora mismo y pedir ayuda, pero seguramente pensarían que estaba loca cuando contara la historia, dio media vuelta pero se quedó inmóvil, se conocía, no podría dormir si no investigaba lo sucedido, tomo una respiración antes de darse la vuelta y saltar en medio de las setas.


Una extraña sensación le recorrió el cuerpo y unas profundas ganas de vomitar la invadieron, una luz resplandeciente la cegó por un momento, todo eso le recordaba aquel acto extraño que le ocurrió en su infancia, todo era igual, como si se repitiera lo pasado hace años.


Pensó que perdería la consciencia, pero un fuerte golpe con algo duro le hizo ver que seguía despierta, abrió los ojos pestañeando seguidas veces, seguía en un bosque, pero estaba más oscuro, como si la noche hubiera llegado antes de lo debido, se levantó con cuidado mareándose levemente, cuando estuvo del todo recuperada, intentó buscar al par de hombres, sin lograr verlos por ningún lugar, quizás era la falta de sueño la que le había jugado una mala pasada, así que como debía haber hecho desde el principio, dio media vuelta y caminó con destino a su departamento.


Sin embargo, luego de varios minutos se dio cuenta de que algo no iba bien, ese no era el parque donde ella estaba, esa no era la ciudad donde vivía.


Ese no era el mundo donde había nacido. 

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