-2- Perdida en el eco

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El miedo invadió cada célula de su cuerpo, comenzó a tomar lentas respiraciones, era una de sus mejores cualidades, sabía mantenerse calmada, juntó sus manos temblorosas frente ella y comenzó a caminar, el espesor de la arboleda era inmenso, la oscuridad de la noche era abrazadora y lo peor eran los extraños ruidos que escuchaba cada tanto, la hacía imaginar cada cosa terrorífica, aumentó el paso sintiendo que podía atacarla lo que sea que se escondiera entre esos árboles en cualquier momento.


Sintiendo que el bosque era infinito sus pies comenzaron a pedirle descanso, sus dientes castañeteaban por el frío mientras intentaba darse calor con sus brazos, una luz anaranjada cruzó su vista a lo lejos, la esperanza apareció de nuevo.


Casi corriendo llegó al lugar de donde venía la luz, era una fogata ubicada en el centro de lo que parecía un pequeño campamento, no había nadie ahí, pero no creía que estuviera abandonado, quien fuera que hubiera hecho eso no debía estar lejos.


- ¿Hola? -Murmuró con cierta timidez- ¿Hay alguien...? -su frase fue interrumpida cuando alguien tapó su boca -


Comenzó a forcejear contra el agarre de su cuerpo, intentaba gritar mientras lanzaba golpes y se movía en todas direcciones, buscando soltarse.


- ¡Quieta! -le gritaron mientras la sujetaban con más fuerza, sabía que le sería imposible escapar, así que dejó de moverse- Bien -con lentitud aquel desconocido la fue soltando al ver que se tranquilizaba- No grites -le ordenó con tal seguridad el hombre, que no pudo más que obedecer -


Su opresor caminó hasta situarse frente ella, de inmediato un escalofrío recorrió a la chica, estaba vestido con una armadura negra con detalles en rojo y una máscara cubría en su totalidad su rostro, la palabra secuestrador se le vino a la mente.


-No perteneces a la guardia, ¿Cierto? -Preguntó él luego de unos minutos en silencio- No creo que seas tan buena actriz, aunque sería una buena táctica de atracción


-Perdóneme, pero no sé de qué habla -se atrevió a decir la castaña ante la inquisitiva mirada del hombre pues podía verle los ojos a través de unas aberturas-


Volvió a reinar el silencio, podía notar como la evaluaba, pero más allá de hacerlo de forma pervertida, parecía que esperaba que ella hiciera algo, la chica tragó grueso, tenía miedo pero quería parecer segura, cosa que no logró.


- ¿Qué haces aquí?


-Yo, mmm, bueno, estaba en un parque y aparecieron esos hombres, uno llevaba un disfraz, los seguí por un círculos de setas y llegue aquí, no tengo idea de donde estoy, no quería molestarlo, es que llevo perdida un buen rato y al ver el fuego sólo pensé que al fin obtendría ayuda -movía mucho las manos al hablar-


- ¿Eres humana?


-Pues sí, ¿Qué más podría ser?, ¿Un extraterrestre? -Gardienne soltó una pequeña risotada, interrumpiéndola al notar que el enmascarado no le veía la gracia a su chiste-


-Siéntate -La chica obedeció, aquel hombre parecía acostumbrado a dar órdenes y no se iba a arriesgar a desafiarlo-

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