Tregua

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¿Me pasas la sal per favore?

Claro, aquí tienes. ¿Está mal la cena?...lo siento, esto no se me da bien.

No te preocupes, esta bien, grazie.

Vaya...gracias, viniendo de ti es todo un alago Elettra.

-no recibí contesta por su parte y seguimos comiendo esa ensalada de pasta que había hecho para cenar, después del día tan desastroso que llevábamos.

**

Después de irse Aless y dejarle el almuerzo a Elettra en su habitación, no me encontraba con ganas de hablar ni de aguantar más ataques por su parte, así que me dedique toda la tarde a leer uno de mis libros favoritos "Dejar ir:el camino de la entrega" del Dr David R Hawkins. Sentada en la hamaca de la terraza, escuchaba música clásica a baja voz, mientras intentaba tener mi mente ocupada y no morirme de ganas de ir a tocar esa puerta que seguramente,no deseaba ni escuchar mi voz su inquilina. La convivencia era peor de lo que esperaba y si seguía así, no había sentido alguno que siguiera en esa casa por mucho más tiempo, estaba claro que yo no era ESA persona que podía ayudar a Elettra, ni se si habría alguna, porque mientras ella siguiera encerrándose en si misma, no había nada que hacer.

Esa tarde había recibido mensajes de whatsapp de Luisa (seguramente algo le habría comentado Elettra), pero para mi sorpresa no fue así. Solo me preguntó amablemente como estaba todo, como iba mi convivencia con ella ~uff si ella supiera chaval~ y que el viernes llegaría de viaje por la mañana. No quise preocuparle, por lo que le dije que todo iba muy bien y sentí por su contesta que eso la tranquilizó.

Me pareció curioso que Elettra no hubiera aprovechado para echar mierda contra mi hacia su madre, deseando que me echaran.¿por qué sería?¿había cambiado algo en ella?~que va Daniela, no flipes, ya viste lo que te dijo,no te quiere aquí~

Pronto comenzó a oscurecer y entré a preparar la cena desganada, encima que no era buena en la cocina, hacerlo para alguien que ni lo valoraba...que gracia. Cogí un poco de pasta, lechuga, tomate...y empece a elaborar una ensalada de pasta que me solía quedar bien, o al memos eso decía mis amigos. Me encontraba concentrada en ello cuando sentí la puerta de la habitación abrirse, saliendo de ella una italiana con cara...no sé...¿triste?, con los ojos ojerosos como si hubiera estado llorando lo que me paró el corazón, ¿había sido muy dura con ella antes?.

¿Es...estás bien?¿necesitas algo?-dije confusa-

No, solo quería ir al baño, gracias-dijo,por primera vez normal, sin estar a la defensiva-

¿Quieres que te ayude?-volví a preguntar-

No...grazie, puedo sola.-dijo por último antes de meterse en el baño-

Seguí haciendo la ensalada, sin quitarme a Elettra de la cabeza, tenía razones de sobra para ponerme como me puse pero aún así, no me sentía bien conmigo misma, la simple idea de ver su cara apagada y que pudiera ser por mis palabras me dolía.
En ese momento,sentí como la puerta del baño volvió a abrirse, sacándome de mis pensamientos.

En cinco minutos está la cena...si no quieres...comer conmigo, puedo llevártela a tú habitación- dije con la voz entrecortada-

No...está bien, comeré contigo...si no te importa- ¿había oido bien?¿que había sido de la Elettra de esta mañana?

No...claro que no me importa-dije sonriendo- ven te ayudo a sentarte. Comenzó a caminar hacia mi hasta que agarre su mano y la senté en el taburete de la barra de la cocina. Era la primera vez que me dejaba agarrarla sin sentir toda su ira y apartar mi mano y la verdad es que me encantó.

¿Y cómo me mirabas? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora