✨|T e n|✨

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Los días iban pasando. Liam seguía hablándole a su profesor favorito y Zayn todavía no había sido capaz de descubrirlo. Era algo que el castaño temía, el ser pillado y las graves consecuencias que tendría eso. Sabía que no fue una buena idea, pero ya estaba hecho y debía de mantener su secreto bien guardado.

Hoy era jueves, y Liam estaba aparentemente contento. No por ningún motivo en especial, simplemente le gustaban los jueves además de tener dos horas de clase con el señor Malik. A estas alturas, ya era imposible que sospechara de él. Siempre había sido un alumno excelente y correctísimo. Zayn podría haberlo acusado, o simplemente haber investigado un poco más. Pero no lo hizo, y estaba aliviado de que no pudiese descubrirlo.

Pero ese día tan perfecto y soleado, acabaría torciéndose por un pequeño detalle del que Liam no se había percatado. Quizás aquel jueves no era el día más adecuado para poder lucir su nueva pulsera. Aquella que apareció en una de las fotos que le mandó a su profesor y que ni siquiera le había tomado importancia.

Esa misma mañana, Harry parecía estar muy cabreado por alguna razón, la cual era incapaz de escuchar debido al tremendo despiste que le causaba mirar a Zayn Malik. El hombre tenía la sonrisa más bonita del mundo, eso podía jurarlo. Alto, hombros anchos y delgadas caderas, un pecho fuerte y duro, largas piernas y ni que hablar de sus manos grandes y sexys. Su cabello negro y sedoso, peinado de manera desordenada, los ojos marrones tan brillantes y con un color similiar al de la miel. Era perfecto a los ojos de cualquier persona, o al menos para Liam. El adolescente soñaba despierto con aquel monumento, y no podía evitar el estar mirándolo a cada momento.

La señora Williams parecía tenerle harto de tanto parloteo, Liam pudo reconocer la falsa sonrisa además de estar asintiendo a todo lo que la mujer le contaba. Pero como el hombre educado que era, permaneció atento hasta que sus ojos se encontraron sin querer con los de Liam.

El chico castaño abrió la boca ligeramente, pero en seguida apartó la mirada con un rubor floreciendo en sus mejillas.

Por otro lado, Zayn no apartó sus ojos del chico en ningún momento. Esa mirada... Sí, sonaría como una tontería pero él pudo reconocer algo extraño en esos ojos castaños, tan grandes y expresivos. Parecía una locura, pero a veces las cosas no eran lo que parecían.

Liam siguió conversando con su amigo, el pasillo estaba medio vacío pero Harry había preferido hablar con él en un lugar más tranquilo. El castaño más bajito asentía, de vez en cuando comentaba algo y fue entonces cuando lo vio.

Liam levantó su brazo para colocarse el cabello hacia un lado, dejando que la manga de su suéter se deslizase hacia abajo y el metal plateado saliera a la luz. Una cadena finita con una pequeña letra musical. Era imposible no reconocer esa joya. Liam era el anónimo. ¡Liam Payne era el anónimo!

Cuando Liam vio que Zayn se acercaba a ellos supo que algo no andaba bien. Harry se extrañó al ver que su profesor se acercaba donde ellos con una expresión tan seria. Entonces Liam se dio cuenta del tremendo error que cometió.

La pulsera.

Su rostro perdió todo el color, ni siquiera pudo disimular delante de Zayn. Se había preparado mentalmente para esta situación mil y una veces y ahora no sabía como enfrentarlo. Este era el fin. Estaba acabado.

—Liam, necesito hablar contigo —dijo Zayn, desviando su mirada hacia Harry—. En Privado.

El chico de rizos de despidió de Liam, no queriendo molestar a su profesor. Pero no pudo evitar sospechar cuando vio la cara blanca de Liam.

love u, daddy «ziam mayne» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora