No rompas tu promesa

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-Demonios.- exclamaba un ojiazul, mientras a toda prisa entraba al cuarto  de baño para terminar de alistarse.
-mamá tenia razón- se quejaba mientras se colocaba su chaqueta. Ese maldito viejo no volvió a casa después de todo, seguía refunfuñando el rubio.
-¿onii-chan?- una dulce niña lo llamo. -si no te apresuras, no llegaras a clases.- con alegría mientras corría por el pasillo, canturreaba.
-Si, ya lo  se no hace falta que me lo repitas Hima.- contestaba Uzumaki Boruto mientras a toda prisa bajaba las escaleras. Observo la hora, y una mueca de desaprobación se formo en su cara. Tomo su mochila de la silla y salió a corriendo; no tenia tiempo que perder. Hoy junto a sus amigos indagarían a Shino sensei para que les de alguna noticia sobre Sumire, esperaba aunque sea tener una pequeña pista, caso contrario tomaría medidas drásticas.

-¡Hey! ¿Cuánto tiempo mas planeas dormir? NA-RU-TO!-  comenzaba a fastidiarse, pese a que lo zarandeaba, el tonto se su amigo no abría los ojos.
-problemático.- solo había una forma de hacerlo y si que daba problemas este hokage, pero, ya que mas daba.
-Si no te levantas en este preciso momento, sumire y yo, nos terminaremos este tazón de ramen. Hinata ha sido muy amable al dejarlo en recepción.- Bingo! Aquel perezoso rubio comenzó a reaccionar, se veía fatal, esa imagen  no era para nada a la que debía representar a un líder, se encontraba todo desparramado en la silla, y para finalizar con broche de oro, la baba le caía por un costado mientras balbuceaba algo de “aléjate de mi preciado ramen”.
-Demonios Naruto ya enserio, despierta de una vez!.- reclamaba Shikamaru a punto de estrangularlo si no lo hacia-. Perezosamente abrió un ojo, mientras con la mano izquierda se frotaba el otro.
-¿Shikamaru?.-
-Ya era hora!.- molesto dejo el humeante ramen sobre el escritorio.
- Ya estoy al tanto de todo, ¿estas seguro que esta es la única solución.- cuestiono mirando a la niña que se mantenía en un rincón no muy alejada del Uzumaki.
-ahmm- lo medito un momento, luego observo a sumire aferrándose aun de su capa, y sonriéndole para tranquilizarla respondió.
-si, lo estoy y ella también lo cree así ¿verdad?.- dijo señalando a la pequeña que aun se mantenía aferrada a el como un pequeño cachorrito perdido.
-Hai, h-hokage-sama- respondió con un poco de pena.
-De acuerdo.- resignado intento cambiar de tema.- por cierto Naruto.- cruzándose de brazos y torciendo una sonrisa termino de rematar al hokage.-¿podrías explicarme que hacia Kakei-san durmiendo acurrucada a ti?.- oh si, esa cara no tenia precio, había dado en el clavo y como lo disfrutaría. Atragantándose con los fideos, que salieron volando en dirección al rostro del desdichado Shikamaru, Naruto hablo.
- cofcof, no es lo que, cofcof.- se intentaba excusar -ella cof cof, llorar y yo cofcof.- el rostro comenzaba a ponérsele blanco. El pobre ojiazul se estaba ahogando.
-¡Puaj!.- grito su mano derecha, quitándose los restos de fideos de la cara con sumo asco.-mas puerco no puedes ser ¿no?.- al no obtener respuesta volvió su mirada al frente. En efecto el color de su compañero paso de un blanco a uno azul, sumire se encontraba golpeándole la espalda pero sin resultado, su fuerza era como una caricia.-¡Naruto!- grito Shikamaru, colocándose detrás de el y dándole un fuerte golpe que hizo que la cabeza de este, se estrellara contra la mesa, el Uzumaki solo atino a chillar por el dolor. Sobándose la frente y con pequeñas lagrimas en los ojos miro a su alrededor y se percato de la hora. De un salto, busco con la mirada a su fiel amigo y a la dulce niña. Ya no faltaba mucho para la hora acordada, aquella que marcaria el principio del fin.
Tomando el rol correspondiente, Naruto termino de arreglar los últimos detalles con el Nara, sobre el traslado y la residencia en las cuales permanecerían de ahora en adelante sus dos kunoichis.
Mientras tanto en la academia konoha, todo era un caos, los alumnos de la clase del profesor Aburame, parecían haberse atrincherado y no dejaban que nadie entrase o saliera del salón.
-por favor Shino sensei.- insistían Namida y Wasabi, intentando apelar al lado sensible de este.
-solo queremos saber por nuestra compañera- decían sincronizados Iwabe y Denki.
-Shino  sensei, profesor, Aburame sensei.- era lo único que se escuchaba allí. Tomando la palabra, Shino decidió que lo correcto seria comunicarles la decisión a la cual se había llegado con respecto a aquella alumna, sabia que muchos no lo tomarían  de buena manera pero eso era lo que había y nada se podía hacer. Se coloco enfrente de toda la clase provocando que los jaleos y gritos cesasen.
-chicos-. Comenzó hablando, debo comunicarles algo que no será de su agrado pero espero sepan poder comprender y aceptar como jóvenes maduros que son.- Sumire Kakei…será trasferida.- Sentencio.
Silencio total, nadie decía nada. Mala señal, esperaba que comenzaran a despotricar los pupitres y las cosas se volvieran un caos, pero nada, nadie hacia absolutamente nada. Espero pacientemente, en cualquier comento ocurriría. Namida fue la primera en romper aquel pesado silencio, comenzó a llorar, al principio bajo hasta que el volumen de sus lamentos fue en aumento. Los alumnos comenzaron a salir del shock, comenzaron los murmullos, y… ¡Paf! Se escucho un tremendo golpe sobre una de las mesas. Boruto estaba furioso.
– Shino sensei, si esta es una broma.- escupía las palabras el muchacho .-no es gracioso.- termino de decir. Sus ojos azules como el cielo comenzaron a adquirir un color mas oscuro, se veían tan tormentosos como el azul del mar. Sus pequeñas manos se cerraron en puños, molesto es decir poco, su padre se lo prometió. Había prometido ayudar a Sumire, no podía ser que ahora hayan decidido transferirla de aldea.
-No.- comenzaba a repetir el rubio. Sarada al ver el estado de su compañero se acerco y coloco una mano en su hombro, pero este, de un manotazo la quito. -L-lo siento sarada.- se disculpo por el momento de arrebato que tubo. Sin decir mas y en medio de toda aquella conmoción, salto por la ventana y salió de aquel sitio. Esto no se iba a quedar así, no después de haberla convencido de que si regresaba las cosas serian como antes. Por él, y por sus amigos, Sumire abandono la idea de venganza, y ahora le salían con esta locura.
-¡No!- aumentando la velocidad se dirigió donde debió haberlo hecho desde un principio y por tonto, no lo hizo. Pero él iba a escucharlo, no dejaría que las cosas acaben así, no dejaría que nuevamente no vea sus esfuerzos. Ese maldito viejo lo iba a oír.

¿You can start again?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora