Capítulo 5: Reencuentro Inesperado.

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El fin de semana paso tranquilo para el rubio después del alocado viernes.

Volvió a la escuela el lunes y se enteró de que había sido el centro de atención durante la fiesta, había olvidado que ese era su objetivo en cuanto su mirada se cruzó con los ardientes ojos chocolate.

Le agrado el hecho de haber dado de que hablar, aunque no lo hubiera notado en el momento para disfrutarlo aunque no podía quejarse, había obtenido aun más placer observando al chico del que pudiera haber recibido.

En poco tiempo se convirtió en el mayor tema de conversación para los de años mayores.

Esto, como era de esperarse, levanto miles de envidias entre los menores, en especial en su salón, donde se sintió aun mas ignorado que la semana pasada y hasta un poco agredido.

~Envidienme más, perras, eso solo demuestra que soy importante, al fin y al cabo todos ustedes solo son uno mas entre la multitud, lanzando pedradas a quien es superior~ pensaba con una orgullosa sonrisa cada vez que le hacían una mala cara, o murmuraban cosas nada bonitas de él a sus espaldas.

Escapó de la clase de educación física en cuanto el maestro indico que formaran equipos, no estaba de humor para quedarse a ver como lo dejaban solo y se le integraba a un equipo que lo aceptaría entre quejas para después ignorarlo, él no era para nada un perdedor como para pasar por ello.

Titubeo un momento por Minami, pero al ver como era acaparado por algunos de sus "amigos" cuando el cobrizo iba a buscarlo decidió dejarlo con ellos e ir en busca de algo de soledad.

Así era Yuri Plisetsky, siempre independiente y solitario, tan valiente y fuerte como un mártir.

Había memorizado la ubicación de aquellos salones abandonados en el extremo del instituto y se decidió a ir ahí.

Entró al ultimo de ellos, para estar mas seguro de que no pasara nadie, una vez dentro sacó sus auriculares y se los puso reproduciendo en su playlist la canción Allegro Apassionato.

Bellos recuerdos surcaron la mente del rubio: la primera vez que vio el ballet, su primera rutina de baile y ahora uno de sus mejores números de patinaje.

Subió el volumen hasta que no pudo escuchar más que las notas de la musica y los latidos de su corazón, ambos casi al compás.

Sin pensarlo dos veces, comenzó a bailar.

Suaves movimientos, notas dulces, saltos hermosos, cuidadosos aterrizajes, apasionados acordes y giros admirables.

En el mundo no existía nada más que el rubio y la melodía.

Ni siquiera notó cuando un intruso ingreso en el lugar silenciosamente...

>>-Debes aspirar a ser el mejor de todos, no dejes nunca lugar a fallas, tienes que ser fuerte e independiente... No permitas que los demás te crean débil solo por tu pasado. Demuestrales a todos lo grande que puedes llegar a ser.
Dentro y fuera de la pista sé la prima ballerina...<<


Siguió bailando con la pasión a flor de piel, mientras su mente vagaba entre momentos hermosos y emotivos de su niñez en Rusia.

Cuando la música paro y sus sentidos volvieron a enfocarse en el exterior al fin noto al otro presente.

Estaba a sus espaldas, observándolo, podía sentirlo.

Ahora estaba indefenso, era presa fácil y algo dentro suyo le hizo temer.

El temor se hizo mayor cuando ese cosquilleo que le avisaba que algo importante pasaría recorrió con ahinco su espina dorsal.

Guardo todo su pánico para si y sin atreverse a voltear hablo con toda la firmeza que logro obtener.

Angel (Otayuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora