Cuarenta y Cuatro

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Narrado


Lunes otra vez.

Una paja, pero era un día importante, si hoy hablaría con el Joaquín de todo lo que estaba pasando entre nosotros este último tiempo.

Pensaba declararme y ver si él también sentía lo mismo, me iba arriesgar a intentar algo con él, total no tenía nada que perder estaba segurísima de que el Joaquín me haría feliz y era un buen tipo.

Estaba ansiosa y feliz apenas me podía concentrar en clases.

— Entonces le dije que no quería — escuché hablar a alguien — pero igual quería, ¿qué opinai tú?

— Tampoco me gustan — dije.

— ¡Hueona! — me llego un golpe — no me estay poniendo atención.

— Sorry ando en otra.

— ¿Qué huea te pasa? — me dice la Monse — andai como ida.

— Nada — negué — estaba pensando en una tarea.

— Si claro — blanqueo los ojos —¿acompáñame al colegio del Aaron hoy?, quiero ir a buscarlo.

— Bueno.

Ni la Monse ni nadie sabía que hoy con el Joaco hablaríamos no le había querido contar a nadie para que no se emocionaran ni me preguntaran nada al respecto, primero quería aclarar las cosas con él y después contarle a los demás.

Tocaron el timbre de salida.

Agarré mi mochila y caminé hacía la entrada donde estaba el Sebastián parado esperando.

— A ustedes las estaba esperando — dice mientras nos saluda.

— ¿Por qué? — dice la Monse.

— ¿Van al colegio de los cabros?

— Sí — respondí.

— Vamos quiero ir igual.

— Me quiero ir a comprar un jugo primero — habló la Monse.

— Bueno vamos.

Pasamos a comprarle la huea de jugo a la Monse y nos fuimos caminando hablando de cualquier cosa.

— Las voy a echar de menos cuando se vayan — dice el Seba.

Nos faltaban menos de dos meses para salir de cuarto.

Hice un puchero ante sus dichos — ¡Ay mi hueón yo también!

— Para que queda repitiendo — lo molestó la Monse.

— De hueón no más — se encogió de hombros.

— Si serás.

La Monse iba tomando su juguito tranquilamente hasta que el Seba dice.

— Voy a declararme a la Fran hoy.

En eso la Monse le tira el jugo en toda la cara, se sorprendió por la noticia.

— Hueona ten cuidado — alegó el Seba.

— Por qué dices una cosa como esa cuando estoy tomando jugo — le manda una palmada — viste que esas cosas impactan.

— Y qué crees que dirá la Fran? — le pregunté.

— No sé igual estoy más nervioso.

— Tranquilo — lo abracé — todo va a salir bien.

— Si po hueón — dice la Monse — y si sale mal aquí estamos.

— Por eso las amo hueón.

Llegamos al Liceo de mis amigos y como no salían aún nos sentamos a esperarlos en una banca.

Hasta que empezó a salir la montonera de gente.

Pero ni señales del Joaquín.

Salieron la Trini, Agu, Cris y Basti nos saludaron, pero se fueron altiro porque según ellos tenían un trabajo que hacer.

Después salió la Fran y el Sebastián era un mar de nervios, mi niño por fin se iba a declarar.

Nos saludó la Fran y se fueron los dos.

— ¡SUERTE! — le gritamos al Seba.

A lo que él solo sonrió y la Fran nos miraba con cara rara pero ya entendería después.

Ya estaban saliendo casi todos del Liceo, pero ni señales del Joaquín y Aaron.

— ¿Habrá venido? — preguntó la Monse.

— No sé — dije — porque no le preguntaste po.

— Porque era sorpresa.

— Igual ya es tarde.

— No espérate — dice — si ya viene.

Hasta que por fin se vieron dos hueones - si eran ellos - en cuanto el Aaron vio a la Monserrat vino corriendo donde nosotras.

El Joaquín en cambio camino no más estaba medio raro igual.

Igual me lo imagine corriendo hacia mi ah.

— Tenemos que quedarnos a ordenar unas cosas — dijo el Aaron — disculpa por no decirte.

— No te preocupes — le respondió la Monse — debí preguntarte antes.

— Yo mañana te voy a buscar — le dijo mientras le daba un beso — ¿vamos Joaquín?

— Dale vamos — dice — nos vemos.

Quedé impactada hueón, que mierda en todo el rato no dijo nada, quizás se le había olvidado que íbamos hablar - aunque no creo - pero mínimo me habría dicho que otro día o algo, pero ni siquiera me hablo ni menos me miro.

No entendía qué onda, era como si hubiera estado tratando de evitarme.

¿Qué fuimos realmente?  [Chilensis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora