Cuarenta y Nueve

1.4K 84 0
                                    

Narrado

Quizás fui un poco pesada al responder tan cortante los mensajes al Joaquín, pero igual tal vez se lo merecía un poquito... sólo un poco.

Faltaba poco para juntarme con él estaba más nerviosa que la cresta porque al fin hablaríamos solos los dos tranquilos...

Me arreglé lo más normal agarré mis cosas, me despedí de mi mamá y partí rumbo a reunirme con él, me fui caminando porque la plaza no quedaba a más de diez minutos de mi casa.

Cuando llegué lo vi ahí sentado mirando su celu - se veía tan tierno - a medida que me iba acercando mi corazón empezó a latir a mil y sentí que todo el cuerpo me temblaba. Casi ... casi salgo corriendo, pero me decidí a seguir adelante total yo quería esto.

Cuando se dio cuenta de mi presencia guardo su celu y me saludó con un beso en la mejilla - ahora po pensé - nos sentamos en la banca y ninguno decía nada.

— Ya — hablo él por fin — ¿nosotros estamos aquí por algo cierto? — asentí — primero que todo te pido perdón por lo del otro día en serio me puse nervioso cuando te vi.

Puse los ojos en blanco — Bueno te perdono.

— Y bueno Antonella — me miró fijamente — yo quería saber qué piensas de esto, o sea no sé qué tenemos, pero igual quiero saber qué opinas de lo que ha estado pasando.

— Me...me gusta...me gustaría saber qué piensas tú primero — dije tímida.

— Bueno — me tomo de las manos — A mí me gusta estar contigo, me gusta tenerte cerca independiente de los besos me gusta sentirte cerca de mí... me gustas mucho Anto... Pero no sé qué hacer.

— ¿Por qué no sabes? — pregunté asustada.

Sonrió — Porque no sé qué sientes tú — se encogió de hombros.

Que alivio juraba que me iba a decir algo como que había otra o cosas así.

— Joaquín, tú a mi igual me gustas... me gustaría tener algo contigo, me encanta como eres y todo... Pero no se tengo mucho miedo no quiero volver a sufrir por nadie.

— Yo nunca te haría daño — dice mientras me acaricia la cara con su mano.

Luego de eso nos dimos un beso y me sentí la mina más feliz del mundo.

— Te quiero mucho — me dice abrazándome.

— Yo también — le respondí para luego besarlo.

Pasamos la tarde contándonos nuestras cosas, riéndonos y dándonos besitos.

Se sentía genial andar de la manito con él...

Despuésde tanto tiempo al fin me sentía feliz y esperaba serlo por mucho tiempo más ysi era con el Joaquín mucho mejor.

¿Qué fuimos realmente?  [Chilensis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora