Capitulo #17: "Ya no veo a la sopa de la misma forma"

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—¡ Bueno chicos, espero que la hayan pasado muy bien! Que se hayan divertido y vuelvan el próximo año— Dijo el entrenador de gimnasia, que lleva una gran energía y positivismo y no teme de demostrarlo. 

*¿Cómo hará ese hombre para despertarse cada mañana?*

No lo se. Tal vez Red Bull y una gran cantidad de Cocaina. 

— Bueno, "G-F" descansen un poco y mañana todas a mi casa. Me voy, debo trabajar— Aryana nos hablo con rapidez y seguido se fue, saludándonos de lejos. 

— Se esta haciendo tarde, debo hacer las tareas de la casa. Adiós...— Gigi miro su reloj con nervios y corrió a toda velocidad. 

— Mis lecciones de oboe y violín comenzarán en unos minutos. Nos vemos mañana— Catherine se subió a una limusina muy lujosa y movió su mano, saludándonos por la ventanilla polarizada.

— Hay maratón de Netflix con mi familia. El deber llama, adiós Miranda— Megan me abrazo dulcemente y se fue por dirección contraria a la de Catherine. 

Todos iban retirándose poco a poco, hasta que finalmente solo quedó el vacío del espacio, papeles junto a mucha suciedad y yo, concentrándome en la tranquilidad que se expandía junto a la suave melodía de los arboles moviéndose y la brisa chocar con mi rostro. 

Todas tienen algo por hacer. 

Aryana trabajar. 

Gigi hacer tareas de la casa. 

Catherine lecciones de oboe y violín. 

Megan maratón de Netflix con su familia.

Que divertido suena eso ¿No?

Que envidia. Siempre he deseado hacer eso con mamá y papá. 

La pregunta que resuena en mi cabeza cada vez que cierro y abro mis ojos es...¿Por qué debía ser yo?

Me encuentro hundida en un mar de soledad. 

Quiero que al menos mis padres se sentaran a hablar conmigo ya sea de cualquier cosa. 

Tienen la mentalidad de que apenas cumples 10 años, ya puedes controlarte tu solo, no necesitas apoyo de nadie y te conviertes en una persona independiente.

¿Qué clase de mentalidad tienen?

Recuerdo una vez que los hijos de Richard habían venido nuestra casa por un día. Ellos eran muy agradables, con grandes mejillas rojas y sonrisas angelicales. 

Pasamos todo el día jugando y cuando ya era la hora de que se fueran, los hijos abrazaron fuertemente a Richard, le dijeron que lo amaban y que nunca los dejara solos, y Richard le prometió que eso jamás pasaría. 

Y es la verdad, porque siempre esta pensando en ellos, habla y prepara cosas para ellos. Dice que son su tesoro mas preciado. 

Presencie una hermosa situación y jamás me olvide. 

Pero esa misma noche, llore como nunca lo había hecho. 

Me había dado cuenta del hoyo negro que había dentro de mí, que lo intentaba tapar con simples risas y objetos materiales para consentirme. 

Me había dado cuenta de que me dolía y yo trataba de escapar de eso. Como toda una cobarde.

No quería hundirme, pero a cabo de que pasaba el tiempo, más lo hacía. 

Una chica tan invisible  (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora