III. Apodos

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Título: Fetiches sexuales

Sumary: Los deseos más oscuros se esconden detrás de algo tan inocente como la ropa.

Para el reto Kinktober, todo un mes con fetiches sexuales como tema principal.

Advertencias: Ooc, Limme, Lemon, Lenguaje adulto, Situaciones para adultos.

Disclaimer: Naruto no me pertenece.

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III. Apodos.

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Avanzó sigiloso, directo hacia su presa ante el naciente brillo de la excitación, empañando las perlas blancas de sus ojos. Hinata lo esperó pacientemente, aguardando con ansiedad el momento en que finalmente rodeó por la cintura y la pegó con ferocidad a su cuerpo hambriento.

—Mira como me tienes, princesa... —exclamó en un murmullo seductor su marido, aprovechando su posición para menear suavemente sus caderas contra ella, haciendo presente la firme erección contra su estómago.

—Señor Hokage...

Hinata gimió de anticipación, sintiendo que el delirante roce movía delicadamente las cadenas, acariciando el clítoris con su metálica frialdad y provocando se humedeciera aún más.

Naruto disfrutó de su rostro culposo, sonrojado por la vergüenza y la excitación, continuando con la lenta tortura por algunos minutos más. Definitivamente adoraba la sensación de sus pieles calientes dispuestas una contra la otra, la esencia a vainilla que desprendía el sudor de ella, brillando grácilmente la palidez de su blanca piel y lechosa con la transparencia de su tentadora fragancia.

Dejó que sus grandes manos viajaran sin prisa por sus redondos y firmes glúteos, devorando su boca de cereza al mismo tiempo, tragando cada suspiro caliente mientras sus lenguas jugaban una con la otra. Desesperado por la creciente excitación, apegó el pequeño cuerpo de ella contra su erección, alzándola en vilo para colarla a la altura de sus caderas y similar furiosas penetraciones, cuyos ecos resonaron por toda la habitación.

El húmedo sonido de sus sexos chocando entre sí se volvió la armoniosa melodía del ritmo de sus pasos, avanzado hasta la cama matrimonial donde el Hokage la depositó con cuidado. Dejó de besarla un momento para descender por su cuello, haciendo u recorrido de besos por el valle entre sus senos, recorriendo con su boca fresca la base de sus pechos, ascendiendo en círculos para abarcarlos por completo hasta tomar el rosado botón entre sus dientes y halar de él, consiguiendo el glorioso gemido que tanto había acallado su mujer.

Sin perder el tiempo sus manos se ocuparon, con la derecha amasaba cariñosamente su seno expuesta y coló el dedo índice de la izquierda bajo la cadena central, deslizándolo perezosamente. Su princesa se retorció bajo su cuerpo, olvidándose del pudor que la contenía de gritar histérica por el placer.

Cuando finalmente llegó a su encuentro, Naruto acarició su clítoris bajo la cadena, aspirando el fuerte aroma que emanaba su esposa, orgulloso de ser el único que tuviera el placer de conocerlo. Adentró cuidadosamente dos dedos a la vez, asegurándose primero de que ella estaba lo suficientemente lubricada para recibirlo. Bombeó con fuerza, buscando sus ojos dilatados para disfrutar de ellos mientras se perdían en la nada.

—Ho-Hokage... Por favor...—jadeó la pelinegra casi sin aliento.

Su rostro lo estaba matando, y antes de dejarla terminar decidió reemplazar aquellos dedos bañados en su esencia con su propio miembro, arremetiendo con mayor fuerza al sentir las paredes internas recibiéndolo con su estrechez. A pesar de todos los años de casados no había anda mejor en el mundo que sentirse dentro de ella, de sus músculos vaginales contrayéndose por el inminente orgasmo.

—Princesa, me vengo... —balbuceó él, con su voz apenas hecha un susurro, mientras aumentaba el rimo de sus embestidas y la sentía a ella estar tan cerca. Poco a poco las contracciones se fueron ampliando, succionando su miembro al mismo tiempo.

La sintió derramarse por la deliciosa agonía de la culminación y a los pocos segundos Naruto se vino en ella también. Sudorosos, con la respiración agitada y el cansancio se arroparon bajo las sábanas, sonriendo complacidos...

—Princesa, eso fue increíble... ¡Hay que repetir!

Hinata lo miró consternada, con la vergüenza volviendo finalmente.

—Naruto, sabes que te amo, y...

—Lo siento princesa, pero ya tengo el disfraz en el armario.

—¡Naruto-kun!

OoOoO

Notas de Kou: De verdad que quería cumplir mi promesa, pero parece que el destino está en mi contra. A buena hora se le ocurre a mi hermano acompañar a su amiga de trabajo y dejarme sin laptop hasta la medianoche xD

Siento que no me quedó tan de apodos, pero estoy muriendo por la gripa y debo dormir, mil disculpas cualquier error. Gracias por su apoyo a todos :D


Fetiche sexual | NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora