Fetiche sexual | NaruHina

Espejo/Ventana

Título: Fetiches sexuales

Sumary: Los deseos más oscuros se esconden detrás de algo tan inocente como la ropa.

Para el reto Kinktober, todo un mes con fetiches sexuales como tema principal.

Advertencias: Ooc, Limme, Lemon, Lenguaje adulto, Situaciones para adultos.

Disclaimer: Naruto no me pertenece.

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VII. Espejo/Ventana.

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Tensionada y sintiendo de cerca el delicioso orgasmo Hinata aumentó el ritmo de sus dedos acometiendo dentro de su húmeda vagina, asegurándose de entrar cada vez más profundo y con mayor fuerza, acariciando con su mano libre el seno libre, enloqueciendo por la sensación de sus dedos delineando el rosado botón.

Gimió agotada y sudorosa, al momento de la liberación, disfrutando de los últimos espasmos que encerraban a sus dedos y el calor corporal propio. Algo perdida dejó que su mirada vagara por el cuarto percatándose con temor de un pequeño hueco en la pared y lo que parecía ser un mirón de ojos azules espiándola en su momento íntimo.

Se horrorizó y su primera reacción fue gritar para luego cubrirse con las sábanas, demostrando con eso al intruso que su presencia había sido alertada por ella. Escuchó una fuerte maldición del otro lado y el sonido de agitados pasos, por lo que corrió a asegurar la puerta, aferrándose a la perilla como si el desconocido pudiera moverla, sintiendo la vibración de la madera debido a los golpes del sujeto.

—Oye, espera...—escuchó decir al extraño en tono nervioso, pero ella no cedió. —N-No es lo que crees... ¡Yo solo, solo...! —hubo una breve pausa, como si pensara en lo que iba a decir. — ¡Escuché ruido y quise mirar si estabas bien, si, eso es!

—¿Tratas de convencerme a ti o a mí? —replicó indignada. Ni siquiera ella sabía de dónde había salido el valor de decir aquello, más no se arrepintió, era obvio que le estaba mintiendo.

Era un completo idiota, espiándola cuando ella... ella...

¡Por Dios, la había visto haciendo eso!

—¿¡Estás bien!? —Un golpe sordo desde adentro alertó al avergonzado Naruto, quién ante el pesado silencio estaba empezando a preocuparse de verdad por el escandaloso sonido como de algo o alguien cayendo al suelo. —¡No te muevas, iré a llamar al portero!

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Cuando por fin había despertado Hinata apenas pudo reconocer su blanca habitación por el desorden que ella no había hecho. Cajones abiertos con ropa mal acomodada o colgando, sus productos personales como perfume y cremas del tocador se encontraban desparramados por doquier y había tanto papeles húmedos como agua en el suelo.

—¿Ya despertaste?

Hinata se cubrió asustada y boqueó al señalarlo.

—T-Tú...

—¡Tr-Tranquila, no voy a hacer daño, de verdad! ¡No haré nada que tú no quieras! —La chica lo miró más atemorizada y el rubio al notar que sus palabras podrían sonar como un depravado sexual trató de corregirse de inmediato. —Me refiero a que quiero ayudarte y disculparme, ¡no me malentiendas por favor...!