Mudanza

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Antes de continuar con la historia, me gustaría que voten y/o comenten eso me alentaria, ya que soy nueva escribiendo jejeje. Ahora les dejó el capítulo.

Ya pasaron meses desde que mamá y Daniel están saliendo así que a Daniel se le ocurrió que podríamos ir a vivir con el. Y mamá como esta enamorada de el acepto sin consultarme.

Y hoy es el día, el día en el que mis días de felicidad terminan, el día en el que me mudo con los Evans.

-Chloe ¿ya alistaste tu maleta?- preguntó mamá entrando a mi habitación.

-Si mamá-está es la quinceava vez que me pregunta lo mismo.

-Hija, siéntate-me ordenó. Y me fui a sentar a su lado en la cama.

-¿Que pasó mamá?- pregunté preocupada.

-Hija ¿Estas de acuerdo con la decisión que tome?- me miro fijamente a los ojos.

"No mamá no estoy de acuerdo, no me agrada Max, la anterior vez que salimos a cenar me dejó caminando sola y eso no es todo, lo peor fue que comenzó a llover y no me prestó su chaqueta y por su culpa estaba una semana en cama" hubiera respondido eso pero lo que dije fue - mamá, si tú eres feliz yo también lo soy así que estoy de acuerdo- lo sé es todo lo contrario a lo que pensé.

-Por eso te amo- me abrazó y me besó en la frente- Ahora baja tus maletas, Daniel no tardará en llegar- dijo contenta y salió de mi habitación.

***

-Está es la casa- dijo Daniel estacionando su auto.

Yo me quede boquiabierta, su casa era gigantesca, parecía una mansión (lo sé soy una exagerada) era hermosa. Tiene un hermoso jardín en la parte delantera, las paredes eran de cristal, dejaba ver todo lo que había dentro (lo sé no soy muy creativa).

-Bajen- dijo Daniel habriendonos la puerta de su auto. Mamá y yo bajamos y sacamos nuestras maletas para llevarlas adentro, pero Daniel nos detuvo y llamó a Max para que el las metiera.

-Max mete las maletas de Chloe y muestrale cuál será su habitación- ordenó Daniel a Max y vi a Max murmurar algo que no logre escuchar.

-Sigueme- dijo Max pero antes de caminar saludo a mamá muy cortésmente.

Entramos a casa y note que sus muebles eran de caoba, sus paredes (de adentro) eran color crema los cuales eran adornados por cuadros y algunas fotos familiares.

Al caminar, en una de las fotos vi a Max de niño abrazando a una niña, podría jurar que era su gemela, se veía feliz y gordito.

-Te quedarás ahí o prefieres que te muestre tu habitación- dijo seco. No entiendo porque me trata así, yo no le hice nada.

-Muestrame mi habitación- dije fingiendo emoción. Quería romper el hielo que había entre los dos. Pero no funcionó.

Subimos en silencio las gradas hasta el  tercer piso, caminamos un poco y se detuvo en una puerta, respiró hondo y la abrió -Está es tu habitación- dijo con un tono que delataba angustia.

-Gracias- dije sin pensar. El me miro sorprendido noté que quería decirme algo pero se callo.

Viviendo con MaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora