Hoja 4

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Yo ya había pasado la edad de preguntar por qué, por qué, por qué. Mamá en cambio, estaba llegando a la edad de responderlos.
-Porque tu hermano cambió mucho, de la noche a la mañana. -Y hasta ahí le alcanzaba la voz.

Entonces, me acariciaba la cabeza como pidiéndome que yo no les hiciera lo mismo; que no se me fuera a dar por cambiar sin pedir permiso.

La primera vez que espié el rock de Guillo lo hice sin querer. Estaba sentado adentro de la higuera, intentando ponerme a salvo de la siesta, cuando lo vi acercarse. Mi hermano traía su guitarra.

Guillo se sentó a lo pies del árbol, entre las raíces que sobresalían, y se apoyó contra el tronco rugoso. En ese momento, tuve que elegir entre ser el de siempre: asustarlo, escupirlo, bombardearlo de higos maduros. O ser otro, y quedarme callado. Ahora sé que elegí el silencio para ver si le descubría los secretos. Me quedé esperando que Guillo cometiera algún horrible pecado. Algunos de esos horribles pecados gracias a los cuales había logrado transformarse en el centro de la casa, del almuerzo, del silencio y de los gritos. Pero mi hermano tenía un rock en la cabeza.

Lluvia Bajo La Higuera - Liliana BodocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora