Hoja 2

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Recuerdo aquel verano como un portazo y después silencio. Recuerdo el calor brillante de los gritos, la puerta retumbando contra el barrio que seguramente había estado escuchando. Y después silencio.

Recuerdo aquel verano como una lágrima de mamá cayendo sobre la salsa: un ruido insignificante, un pozo diminuto en la espesura roja. Y después la comida salada.

Puedo recordar aquel verano como una amenaza con música del fondo, el "Rock de la Higuera".

A Guillonle llevó todo el verano terminar ese rock. Lo recomenzaba una y otra vez, y nunca quedaba conforme. Lo se muy bien porque lo escuché a escondidas. Él se sentaba a probar músicas al pie de la higuera sin imaginar que yo estaba sobre su cabeza, como un pajarito más en la fronda del árbol.

No es raro que aquel verano terminara en lluvia. Digo que no es raro porque mi hermano y la lluvia se parecían un poco: eran inevitables; llegaban, esuciaban y se iban; se adueñaban del mundo y yo tenía que mirar desde adentro. Y cuando demoraban en llegar, mamá se acodaba en la ventana y hablaba con Dios: "Ya es hora de que caiga una lluvia", "Ya es hora de que Guillo vuelva de la calle".

Lluvia Bajo La Higuera - Liliana BodocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora