2)Me acusan de algo que no hice.

12.8K 650 25
                                    

2)ME ACUSAN DE ALGO QUE NO HICE.

La cosa no mejoró tras oír esas palabras.

Primero: no le creí y me reí. ¿Secuestrado? Era totalmente irrealista que YO fuese la única opción de alguien. Me pareció una broma de mal gusto que al menos consiguió alegrarme un poquito. Hacía mucho que no reía. Sonreía de vez en cuando, pero nada más.

Le dije que le gastase esa broma a otra persona, y él, justo en ese momento, ordenó que me callase, que "el hombre", fuese quien fuese, iba a entrar. Volví a reírme, aunque esta vez más flojo. ¿Quién en su sano juicio apoda a su "supuesto secuestrador" así? Cada vez sonaba más y más a una broma. Le respondí que a mí nadie me mandaba a callar, y me dijo que lo hiciese de una puta vez. Textualmente. Y lo hice. No sé por qué, pero lo hice, y solo dos personas en este mundo pueden hacerme callar; mi madre, y Adam. Mary opina que me quedo callada porque él me gusta, y aunque no le doy la razón, pienso igual que ella.

Escuché una puerta abrirse y un suspiro de la otra voz que me reveló el nombre del chico que estaba al teléfono. Alguien habló y escuché, atenta. Les preguntó cómo se lo habían pasado juntos tras dos días, y Luke dijo algo que no llegué a escuchar. En cambio, la respuesta del hombre sí que la oí. "Pues os vais a quedar para siempre aquí, así que os convendría llevaros mejor". Después de eso ese hombre no volvió a hablar y una puerta se cerró.

Luke volvió a ponerse al teléfono y me dijo que estaba con él Toby Di Angelo. Me sorprendió, ya que ese era el hijo de la familia que estaba enfrentada con la de Mary. Le dije que era afortunado porque iba a darle el beneficio de la duda. Quedamos en que le llamaría todas las noches, incluido esta, y que me iba a ir contando todo lo que pasara o recordase. Luke suspiró aliviado al otro lado de la línea y me lo agradeció, recordándome que él no podría llamarme ni aunque lo quisiera, y que la llamada se realizase en la madrugada. Nos despedimos y colgué.

Segundo: Llamé a Adam con la esperanza de que la situación fuese mejor, pero al marcar su teléfono –lo revisé tres veces para no equivocarme de nuevo –y conectar mis auriculares a estos para poder ir rumbo a mi casa en la bicicleta, oí a una chica de fondo. Le había jodido el sexo. No era la primera vez que sucedía, pero cada vez que lo interrumpía me sentía avergonzada y contenta a la vez.

¿Quién no se alegra de joder a la perra que te quita a tu chico?

Aunque Adam no es mi chico que digamos, pero, si la chica que está con él es quién me imaginaba, ya no es por celos; es por amistad. Me afirmó que le pillaba en una situación un poco privada y que llamara en otro momento, a lo que le repliqué, casi gritando, que Mary le necesitaba. No me hizo ni caso y me entraron ganas de tirar el móvil al suelo, pero entonces me quedaría totalmente incomunicada. Me colgó antes de acabar mi frase y bufé, agobiada. Con él no íbamos a contar. No por ahora al menos.

Tercero: Definitivamente la cosa no mejoró cuando llegué a casa. Dejé mi bicicleta en el sitio de siempre y guardé los auriculares en mi bolsillo. Corrí hacia la puerta y la abrí con cuidado, ya que lo más difícil de escaparse de casa no es fugarte, es volver. Esperaba con toda mi alma que no hubiese nadie en casa, pero mi padre iba a salir justo en ese momento, y al verme, respiró hondo para tranquilizarse. Iba trajeado, por lo que tenía una reunión y no podía perder el tiempo conmigo. Solo me dijo que hablaríamos por la noche, que se había enterado de que había hecho algo malo y puse una mueca de sorpresa. Le juré que después de lo de la profesora no hice nada más. Él me apartó con delicadeza y volvió a insistir en que luego hablaríamos sobre el tema, dejándome sola.

Cerré la puerta al entrar y fui a mi cuarto. Mi madre estaba ahí, recogiendo la ropa que tenía tirada por el suelo. Al verme noté decepción en su mirada. Su pelo pelirrojo, igual que el mío, estaba recogido en un gran moño alto que le favorecía enormemente, y sus ojos azules inexpresivos me miraron de forma acusatoria. Le pedí perdón y ella cabeceó. Fue hacia mí, me dio un beso en la cabeza y me dijo que era igual que él, refiriéndose a mi padre. Se fue.

La llamada del secuestro. (REEDITANDO&RESUBIENDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora