La llamada del secuestro. (REEDITANDO&RESUBIENDO).

8)En el cementerio hago una nueva amiga.

8)EN EL CEMENTERIO HAGO UNA NUEVA AMIGA.

EMILIE.

Al final no fui a la tienda de antigüedades, sino que me encuentro en el cementerio, justo delante de la tumba de mi padre. Se me olvidó completamente que la tienda la quitaron y se convirtió justo en lo que es ahora la floristería. Sí. La floristería Son es la antigua tienda de antigüedades de mi padre. Compré ahí unas rosas rojas, irónicamente, y me fui hasta el lugar donde estoy ahora.

También recordé, como una reacción en cadena, las sesiones con el psicólogo, lo mal que lo pasé conforme iba creciendo... No sé cómo pude evadirlas tanto tiempo y no comprendo por qué han reaparecido así, de repente.

El cementerio es pequeño a pesar de que viva en una gran ciudad. Está lleno de árboles. Puedes perderte en cualquier momento si no eres de aquí. Hay muchas lápidas grises llenas de flores y una capilla en medio del lugar como si fuese el centro de todo.

La tumba de mi padre está aislada de todas las demás porque no quería estar enterrado ni donde están sus padres, ni la familia de mi madre. Ni ella ni yo sabemos por qué, pero respetamos su decisión. Ella dice que se quedará con él cuando muera, pero yo le he replicado muchas veces que a papá no le gustaría eso porque seguramente se traería consigo a Josh y a mi padrastro, y el rincón de papá sería invadido. Siempre me da la razón, pero luego se le olvida.

Le pusieron de epitafio "Melissa y Emilie siempre te van a extrañar, porque un accidente no puede borrar el cariño. Nunca te olvidarán." Lo que me jode es que esté en tercera persona, ya que fue mi propia madre quién lo escribió. Aún recuerdo a mi padrastro varios años después, decirle: "Mel, cariño, ¿por qué lo pusiste en tercera persona?" Y ella, con los ojos llorosos, le respondió "Porque no era capaz de asumir que esa Melissa era yo." A día de hoy ya lo ha asumido. A medias, pero lo ha hecho.

Dejo las rosas poniéndome en cuclillas y acaricio la lápida, melancólica. Yo tampoco lo he asumido del todo, y más sabiendo que lo asesinaron... Si al menos pudiera saber por qué, si pudiera saber por qué peleaban, si pudiera saber por qué me dijo ese hombre que pronto nos veríamos...

Si pudiera saber muchas cosas no tendrías tantas lagunas, gilipollas.

Suspiro y pestañeo varias veces para no llorar. Hace mucho que no lloro, no porque no quiera, es solo que... no puedo. Evito pestañear pero no puedo aguantar y lo hago.

Soy de esas que opinan que si lloras en público la gente aprovecha para hundirte más, porque las personas cada vez tienen menos corazón, son más egoístas porque solo piensan en sí mismas. Por eso he aprendido que nunca debo llorar en público, y que llorar en privado tampoco ya que no sirve para nada. Solo algo muy doloroso podría hacerme llorar, y espero, que no pase.

Al cabo de quizá varios minutos, quizá hasta una hora, me levanto y me estiro. Se me han dormido un poco las piernas. Ya he estado mucho rato aquí, así que decido irme. Ando mirando al suelo hasta la entrada/salida, cuando veo unos pies delante de mí y levanto la vista.

Delante de mí está, quizá, una de las chicas más guapa que he visto a lo largo de mi vida. Es alta, con un cuerpo de modelo impresionante. Tiene su pelo largo y rubio platino recogido en una trenza que le llega hasta la cintura, unos ojos grises y grandes que me miran con curiosidad, y es blanquita. Cualquiera que la viera pensaría que sale de un libro de vampiros. Lleva un vestido de tirantes rosa pálido que le llega hasta un poco por encima de las rodillas a pesar de que es invierno y hace frío, entre sus brazos carga con un chaquetón blanco de plumas, y tiene puestas unas botas a juego con todo su conjunto.

Parece una muñeca. Una chica muy frágil que puede romperse en mil pedazos en menos de un segundo, pero a la vez una chica dura, fuerte, valiente. En parte, diría que se parece a mí y a Mary incluso sin conocerla.