Kageyama se sentía tan malditamente aliviado que sólo le sonrió a Oikawa cuando Hinata desvió la atención hacia él.
Ya nada importaba, Shouyo no le engañaría con Yachi.
Eso le hacía sentir tan malditamente bien, apretó el agarre sobre la mano de su rematador y el chico se ruborizó con una mueca de molestia.
Sus ojos se centraron en los de Seijoh, imitando a Hinata quien no parecía dispuesto a mirarle. No ahora.
—Es verdad, Gran Rey —se burló el pelirrojo mayor—. ¿Cómo has llegado aquí? Lo de los niños ya lo sabemos, pero ustedes dos...
—Es una larga historia —se encogió de hombros—. Estoy seguro de que es buena, pero no tanto.
—¿No lo es?
El castaño miró fijamente a Ushijima, Oikawa era bastante infantil e irritable. Era divertido verle enojado y frustrado, quizás esa era la influencia de Tooru en el sistema de Tobio.
Quizás y sólo quizás.
—No lo sé —dijo al fin—. Iwa-chan, ¿lo es?
Negó.
Tendou sonrió malicioso y miró directamente a los ojos del as de Aoba. Hajime pudo ver el infierno en esos ojos color bordo.
—Vaya, Iwa-chan —se burló risueño—. ¿Ya nos tenemos secretos? Y yo que pensaba que nos llevábamos bien.
E hizo un puchero infantil, similar a los de Tooru, quien le miraba con obvio desprecio y colocaba posesivamente su mano sobre aquella en su muslo, Iwaizumi podía verlo.
Cualquier descuido y Kusokawa haría gala de su infinita madurez sacándole la lengua a Tendou.
Ushijima también parecía ligeramente disgustado por la actitud de su amigo (o quizá sólo la confianza con la que miraba a otra estrella, conociendo a Satori era difícil saber lo que pasaba por su mente cuando el Chico Milagroso no estaba siendo su centro de atención).
—Te recuerdo que esta es una reunión obligatoria —producto de un premio por la estupidez de cinco de ellos, sí, todos lo sabían—. No hay tal cosa como la confianza en lo que a nosotros respecta.
—¡Yo confío en ti, Iwa-chan!
Hajime rodó los ojos y apretó un poco la mano de su tonto mejor amigo con una sonrisa.
—Sí, yo no confío en ti ni drogado, Kusokawa.
No lo decía tan en mal plan, sólo era excesivamente sincero. Oikawa era un idiota infiel con malas costumbres y un inmenso club de fans estúpidas y mimadas.
Las odiaba en serio.
—Fufufu, el amor entre ustedes dos es tan tierno —la sonrisa burlona de Satori les irritó—, pero hablando en serio. ¿Cómo acabaron aquí?
—Una palabra —se encogió de hombros el castaño—. Declaración.
Tendou se quedó en blanco un momento, Kageyama salió de su nauseabunda ensoñación de algodón de azúcar y Shouyo dejó de observar fijamente a Ushijima, quien a su vez dejó de lado las cabelleras conocidas para centrarse en la pareja frente a él.
Finalmente, después de lo que Hajime bautizó como los cinco minutos del idiota, el pelirrojo de Shiratorizawa reaccionó de manera inesperada.
Golpeó la mesa levantándose y, obviamente, llamando mucho la atención mientras inclinaba su cuerpo hacia los jugadores de Seijoh, Karasuno se mantuvo impasible debido a su aún latente shock.

ESTÁS LEYENDO
Grupo problema.
FanfictionHinata y Kageyama tienen una actividad favorita. Todo el equipo lo sabe y lo odian. Siempre están peleando, incluso la mínima ridiculez o el comentario más inofensivo crea chispas entre ese par y, sin dudas, Daichi está harto. De Ukai ya ni hablemos...