3. Razones.

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Satori fue el primer en haber llegado y culpó a SemiSemi cuando el Gran Rey y el enano llegaron.

Y ahora, definitivamente se estaba cagando en sus muertos y en los de la pseudo estrella de Goshiki.

Malditos hijos de...

—Entonces, ¿qué hiciste, Guess Monster? —la burlona voz de Tooru le irritó—. No me sorprenderá nada, pero siempre será bueno para echarse unas risas.

—El que se reirá soy yo, Alíen —bufó con fingida superioridad, en un intento por ocultar su molestia—. Mira que arrastrar a la estrella de tu equipo a un castigo como este. Hiciste algo muy jodido, estoy seguro.

«No tienes idea de quién fue el que la jodió en realidad...»

Hajime carraspeó incómodo y les ignoró, centrándose en los de primero que, desde la llegada de Tobio, estaban en un mundo a parte.

—Entonces, enano, Tobio —llamó sobre la molesta discusión—. ¿Qué hicieron para que su capitán les enviara a estas adorables vacaciones?

Iwaizumi no lo diría, pero él había sido de los primeros en colarse en Karasuno para una... Visita extracurricular, incluso antes de que a Kageyama le diera por ir a verlos jugar.

Los cuervos descansaban pocos sábados.

Los ojos azules del armador más joven se separaron a duras penas de la molesta mueca del señuelo definitivo, centrándose entonces en su antiguo senpai y Shouyo también pareció incómodo y curioso.

—¿Disculpe? —frunció el ceño—. ¿Decía algo, Iwaizumi-san?

Hajime inhaló profundamente, repitiendo todo desde el inicio para que ese par entendiera lo que decía.

Hinata pareció molestarse.

—¡Ha sido culpa de Bakayama! —volvió a exclamar como momentos atrás, bastante molesto—. ¡Se ha vuelto loco o algo! Sólo estalló y empezó a fallar pases... ¡Por si fuera poco sólo me echó la culpa y le gritó a Yachi-san cuando intentó intervenir!

Los de Seijoh intercambiaron una mirada, Oikawa decidió hacerle al amor por hoy, Tendou pareció captarlo por lo que chasqueó la lengua recargándose perezosamente en Ushijima, quien se dedicaba a comer en silencio.

Más que una niñera, era casi una presencia intimidatoria y silenciosa, no imponía tanto como se habría esperado y de vez en cuando sus ojos se perdían en un punto lejano a ellos, un lugar a donde Satori no alcanzaba a ver más que una cabellera plateada ligeramente familiar.

Oikawa se hizo el interesante.

—¿Tobio-chan le gritó a una chica y falló sus saques? —inquirió interesado y, no lo admitiría, ligeramente preocupado—. Vaya, pensé que te había educado mejor que eso, mi molesto kohai, papá Oikawa está decepcionaaaaaaaaauch.

Hajime dejó de pellizcarlo y le hizo a un lado para mirar al joven armador, quien permanecía impasible y silencioso.

Empezaba a parecerse a Ushiwaka, sus padres del Kitaragi estaban seriamente preocupados, pero ninguno lo diría. A fin de cuentas, le habían dado en adopción y ahora era problema del Karasuno y Chibi-chan.

—Ignorando a Kusokawa —bufó con cierto desdén—. ¿Se puede saber por qué le has gritado a tu mánager? ¿Te has vuelto loco, Tobio?

Hinata asintió efusivamente, más que seguro de que esa debía ser la razón, pero Kageyama rodó los ojos tirando del pelirrojo hacia él, Shouyo no se resistió pero parecía incómodo con la cercanía.

Vale, Hajime estaba sospechando cosas y se preocupaba.

—No me he vuelto loco, me disculpé con Yachi-san —farfulló para nada honesto—. Y sobre los saques, no fallé ha sido Hinata quien no saltó lo suficientemente alto.

Grupo problema.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora