Un hilo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el momento, el lugar o las circunstancias. El hilo puede alargarse o enredarse pero nunca se romperá.
Se me hacía increíble, era surrealista, casi como un sueño. Todavía no lograba creerme que hubiera podido entrar en el programa especial de internos del FBI. Había viajado a Virginia, un par de meses antes de la graduación, habiendo obtenido una de las becas más prestigiadas de mi país. Me encontraba en Quántico.
-Juro solemnemente apoyar y defender la constitución de los Estados Unidos, contra todos los enemigos extranjeros y nacionales...
Entre apresuradamente a la sala de conferencias o el auditorio principal, mientras mis compañeros internos recitaban el juramento a la Nación. Me senté en el primer asiento que encontré libre, al mismo tiempo que los demás tomaban su lugar. Todos vestían de forma elegante y yo llevaba mis pantalones de mezclilla y mi playera a cuadros pero realmente no me importaba, aunque seguramente a Lydia le daría un infarto si se enteraba.
-Bienvenidos a la academia del FBI, aquí en Quántico. -dijo como introducción uno de los dos agentes que se encontraban en la parte alta del auditorio, detrás de ellos se realzaba el escudo del Departamento de Justicia en todo su esplendor. -Soy el agente Especial Michelle Brandon. ¡Felicitaciones! ¡lograron entrar! -dijo con una suave sonrisa a todos en la sala.
-¡Ahora! Veremos si logran sobrevivir -dijo retadoramente, su compañera. La señorita O'Conor quien es nuestra nueva Directora. -El listado del país es lo más precario que hayamos visto. No solo hay más amenazas que nunca, si no que la mayoría de esas amenazas; no proviene de grupos terroristas o individuos extremistas. Si no de nuestros vecinos... el sujeto que vive al lado, el amante de una sola noche, quizás un miembro de la familia. -dice seriamente moviéndose en el estrado.
-Han venido aquí, para proteger a su país de estas amenazas -dice con énfasis -Y aunque sus ideales y resultados pudieron traerlos hasta aquí; eso no será suficiente para mantenerlos. La academia del FBI, es el campo de entrenamiento más duro y la escuela más fuerte de todas. -dice con firmeza; entonces supongo que vivir en Breacon Hill's ha sido solo un juego de niños, pienso para mí sarcásticamente.
-¡No es una universidad! Es la vida y la muerte -declara ominosamente, tengo que ocultar una sonrisa; pues mi vida se ha resumido a eso y más los últimos tres años. Después del discurso de bienvenida, la orientación, y las asignaciones en nuestros respectivos cuartos y horarios de clase. Se nos dio un tour por las instalaciones. La alberca era fantástica y el campo de tiro; solo digamos que me muero por probarlo, con mi padre siendo Sheriff se disparar desde que tenía ocho años.
-Recibirán sus credenciales temporales, su uniforme y una pistola -dice el agente Especial Michelle, sacándome de mis pensamientos; mientras todos lo seguimos en grupo cerrado. -Usen siempre su uniforme y credenciales, y siempre porten su arma, de esa forma los podremos identificar como nuevos agentes en entrenamiento. -finaliza y nos deja dirigirnos a nuestras habitaciones.
Recogí mi uniforme, y ya en la habitación acomode mis efectos personales pero aun, no sé sentía real. Me había adaptado rápidamente al ambiente de Quántico, no necesitaba mucho espacio, realmente no. Teniendo una computadora desde la cual investigar, un celular y los libros que Alan me había regalado; que más podía pedir. Aun así me sentía extraño, era como si los últimos tres años de mi vida hubieran sido solo un sueño.
Lo primero que hice fue llamar a mi papá y a Lydia, y por supuesto enviarle un mensaje de voz a Scott. -Hola, Scott. Pues estoy aquí. Estoy en Quántico, Virginia, en el FBI. ¡Estoy en el maldito FBI! Es real. Estoy realmente aquí -le digo completamente emocionado, todavía sin acabarme de creer que es verdad. -Le dije a Lydia que la echaba de menos y que me moría por volver a casa, pero... -no pude terminar esa frase, realmente quería volver Beacon Hill's pero estaba realmente feliz de encontrarme donde estaba, era como si el destino me susurrara que estaba en el lugar correcto.
-Escucha, Scott, sea lo quesea que estés haciendo ahora mismo, asegúrate de que aún vas a salir de BeaconHill's. -le exijo fervientemente, era algo que necesitaba decirle, después detodo era mi mejor amigo. -A ver,tal vez creas que no puedes irte, ya sabes, que todo se va venir a bajo si noestás ahí. Lo cual entiendo; pero tienes que salir. -sigo con mi discurso. -Séque el plan es salir esta noche, así que si no devuelves la llamada, prométemeque de verdad te vas. Métete en el Jeep y vete. -finalizo con decisión.
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Amarok es el nombre que los nativos de Cabecerias, Brasil me han dado. En referencia a un lobo gigantesco y solitario que devora solo a aquellos que se atreven a cazar de noche; según la leyenda, asesinos. Saben que soy una criatura legendaria, que posee una fuerza extraordinaria, una ferocidad desmedida y la astucia y la rapidez claramente manifiesta, para desgracia de todos aquellos que se cruzan en mi camino. Así es como ellos me describen, aunque ciertamente soy solo un hombre.
Llego a plena luz de día, atacando en silencio. Dicen que se movía con una rapidez imposible. Sus dientes tan afilados como cuchillas. Media más de dos metros. Llego a ellos con una fuerza increíble. Lo que les hizo fue... inhumano Dijeron que sus ojos brillaban de un intenso azul.
Nunca quise convertirme en un lobo solitario pero la tragedia y el dolor eran algo que me había marcado para siempre, la vida se había encargado de golpearme duramente una y otra vez; demostrándome que tenía prohibido amar o sentir. Que estaba destinado a vivir una vida repleta de dolor y violencia, una vida sin amor. Con la muerte de casi toda mi manada, casi toda mi familia. Estos años, había dejado que la culpa y el remordimiento me consumieran lentamente.
Había cometido muchas equivocaciones, incluso estuve a punto de morir. Desde la conversación con mi madre pude levantarme de las cenizas, haber estado en su presencia aunque sea por unos momentos y que ella estuviera ahí para mí... reconfortándome, cuidándome y perdonándome por los errores cometidos en el pasado; hizo que yo mismo pudiera perdonarme y tomara la decisión de buscar la forma de reivindicarme.
Esa fue una de las dos razones más importantes por las que había decidido irme de Beacon Hill's, mi hogar, la tierra de mis ancestros, pero ya no había nada que me mantuviera allí, nada que me atará. Mi ancla podría permanecer lejos de mí, mientras yo supiera que estaba bien, que era feliz y que estaba relativamente a salvo; yo podía continuar adelante.
Aproveche el incidente en México y mi supuesta relación con Braeden para alejarme. Mi transformación en un lobo completo solo hacía más necesaria mi huida, el lobo terminaría dominándome. Recuperar el control sobre mis deseos humanos y mis instintos animales, requeriría tiempo. Cada vez, fue más fácil, poco a poco fui aceptando mejor mi naturaleza tanto la humana como la lobuna encontrando el equilibrio y recuperándome a mí mismo.
Braeden era una mujer fuerte e independiente; pero ella, no era lo que mi lobo y yo necesitábamos. Aun así continuamos viajando juntos por un tiempo, los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Por algunos meses la acompañe al fin de cuentas hacíamos un buen equipo, pero cuando ella regreso a mi lugar natal persiguiendo el rastro de la loba del desierto; yo decidí irme por mi lado.
Este tiempo alejado de mi hogar me hacía desear volver, me llenaba de añoranza; pero siempre me lo negaba a mí mismo, diciéndome que ya no tenía un lugar al cual regresar. Cora había vuelto a Sudamérica, se había instalado en una manada como compañera del Alfa de la zona. Fue por ella que mi viaje me llevo a América del sur. Había habido varios ataques a varias manadas locales esparcidas tanto por Rio de Janeiro como por todo Brasil.
Asesinatos en masa. Sin huellas, ni rastro, ni nada que pudiera identificar a los atacantes. Me dedique a investigar, y cada paso a delante en mi investigación hacía que la ira creciera y bullera dentro de mí. Aun así seguí investigando, ahora que había creado una reputación podía conseguir muchísima más información además había recuperado un auto decente por lo que podía desplazarme rápidamente.
Encargarme de los asesinos de todos esos inocentes, era mi responsabilidad. De ahí nació la leyenda de Amarok. En cuanto me entere de que estaban asesinando hombres lobo, supe que los problemas se avecinaban. Solamente los cazadores especializados en criaturas sobrenaturales serían capaces de semejantes atrocidades...
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Al final del camino
Fiksi PenggemarLo primero que hice fue llamar a mi papá y a Lydia, y por supuesto enviarle un mensaje de voz a Scott. -Hola, Scott. Pues estoy aquí. Estoy en Quántico, Virginia, en el FBI. ¡Estoy en el maldito FBI! Es real. Estoy realmente aquí -le digo completame...