Soltó un grito al sentir como lo golpeaban. Su cuerpo estaba lleno de moretones y lastimaduras.
Su corazón estaba sumamente roto, sus lágrimas salían a borbotones de sus ojos.
Jamás sintió tanto dolor. Tanto físico, como emocional.
La avaricia, el egoísmo y la tan deseada popularidad le obligó a Luis a ser uno de los matones del chico más respetado del colegio.
Otro golpe.
Otro grito.
Otro latido.
Nadie sabe que Luis es su mejor amigo. Perdón, era su mejor amigo.
Su hermano de otra madre, su compañero de travesuras.
Confiar en alguien y que te traicionen, duele. Y él era testigo.El tiempo pasa, su madre al enterarse de esta situación, decide mudarse y empezar de nuevo.
Él, ya aprendió la lección.
No confiar.
No sentir.
Pensar en uno mismo, ante todo y todos.
Olvidarse de los, que comúnmente denominan sentimientos.
Olvidarse de los latidos de su corazón.