El 24 de septiembre cada vez se hacía más cercano.
Cada día que pasaba la ansiedad aumentaba.
3 días.
2 días.
1 día.
El famoso 24 de septiembre llegó y él no podía estar más nervioso. Sus manos temblaban y sudaban.
Pero todo era ajeno para los invitados. Sus ojos se centraron en ella.
Vestida de blanco y caminando por ese pasillo eterno de esa iglesia antigua.
Una sonrisa se plantó en su cara y su miedo, ansiedad y tembleque se fue.
Hoy era el día más feliz de su vida.
Hoy empezaba una nueva vida con la mujer a la que amó, ama y amará para el resto de la eternidad.
Hoy el día está soleado y los pájaros cantan, porque entre tanta infelicidad, hay dos personas que sienten la felicidad absoluta y eso... ya es mucho.