Día 9/Cuerdas.

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Julia abrió los ojos, se sentía muy adolorida. Sentía una presión muy fuerte en sus muñecas, al igual que en sus talones, intentó ver que era, más la oscuridad del lugar se lo impedía, además, se sentía tan débil que no podía moverse más allá de la cabeza. —Ayuda. —susurró, su voz no daba para más. Parecía estar paralizada, imaginó que podrían estar cortándole un dedo y ella ni cuenta se daría.

Sintió el material de lo que la aprisionaba, se sentía rasposo y firme. Como una cuerda. Una muy gruesa. Estaba por intentar alzar la voz cuando un rayo de luz la cegó, sus párpados se cerraron instintivamente e hizo una mueca de disgusto. La luz bajó su intensidad, permitiéndole ver donde se encontraba.

Entonces se dio cuenta de que estaba sentada, recargada en una pared de una caja enorme de vidrio. Como había imaginado, sus piernas y manos estaban atadas a unas cuerdas naranjas, que subían y salían de la caja hacia un espacio en negro. Frente a ella estaba lo que parecía ser un telón rojo con detalles dorados de flores, la luz dejaba entrever en la fina tela a una figura enorme, moviéndose de un lado a otro. Tal vez eran varias, no estaba segura. Abrió la boca, logró emitir un sonido lo suficientemente fuerte como para que esa figura se percatara de su existencia.

La figura se agachó, un crujido retumbó por toda la caja y el telón se comenzó a abrir: Las cuerdas se tensaron, levantando sus brazos junto a ella. Las cuerdas de sus piernas también lo hicieron y en unos segundos se encontraba de pie, controlada en su totalidad por las cuerdas. Una voz se escuchó arriba de ella, fuera de la caja, justo cuando el telón se abría por completo: ¡Bienvenidos al Show de Julia! ¡La muñeca que habla y ruega por su salvación!

Julia gritaba con todas sus fuerzas a la par de aquellas palabras, por alguna razón, sus energías se habían recuperado y las gastó en exactamente dos minutos, las cuerdas, que la sostenían en lo más alto de la caja, se aflojaron dejándola caer y golpeándose en la cabeza. El telón se cerró.

Abrió los ojos, se sentía adolorida...

Inktober (for Writers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora