"Tu corazón lo sabrá cuando tu vista captará, tu crush será, pero ten en cuenta que la desgracia también te perseguirá..."
Aby
Los días habían pasado y cada vez intentaba adaptarme al instituto, me había vuelto muy pegada a Yael y Victoria, eran muy buenas e incluso eran amigas entre ellas lo que lo hacía aún mejor.Lo malo de ingresar a un curso formado era la adaptación a este, pero gracias a las chicas podía distraerme y no pensar en cómo casi no conocía a nadie.
—Bien alumnos, tienen trabajo, me lo entregan al terminar la hora.
La profesora de filosofía habló y todos comenzaron a hablar entre sí, a excepción de aquellos que en verdad eran responsables con la escuela. Claramente no era del todo mi caso, era una persona a la que le preocupa los estudios, pero también me gustaba tomar mis descansos de vez en cuando.
—Mi filosofía es el arte, la expresión. Mira mi obra de arte. —Habló Yael mientras dibujaba algo que no tenía nada que ver con la materia.
—Es un lindo Pikachu. —Hablé mientras miraba las preguntas del trabajo. —Deberías ponerle algunas sombras.
— ¿Cómo es que sabes tanto de arte?
—Mi padre es artista y mi mamá también lo era. —Hablé recordando todas las cosas que ella me había enseñado.
— ¿La extrañas mucho, verdad? —Yo asentí y ella me abrazó. Era lindo la confianza que me había dado, me sentía bien de saber que podía considerarla una amiga.
—Profesora. —Ambas nos separamos y miramos hacia la puerta— El profesor de tecnología le manda esto. —Mi corazón comenzó a latir con fuerza.
No pude evitar examinar de pies a cabeza su anatomía. Cabello negro y despeinada, piel algo bronceada, una barba de días que cubría su rostro. No pude evitar suspirar. Era muy atractivo.
— ¡Hola! ¡Tierra llamando a Aby! —parpadeé varias veces y luego miré a Yael.
— ¿Decías? —Ella mostró su dibujo con intención de que lo vea pero me era imposible apartar la mirada de aquel joven.
—Oh... Ya veo. —la mire y ella sonrió. — ¿Te atrae?
— ¿Qué? —La miré confundida — ¡No! Solo... Solo me parece... Lindo. —volví mi vista a él, quien parecía vernos a todos, no pude evitar bajar la mirada cuando noto que lo estaba mirando. —Muy lindo...
—¡Aww! Mi pequeña Aby. —Ella me abrazó y yo la aparté sonrojada. —Eres muy linda, pero no quiero romper tú corazón. —Yo la observé confundida y ella suspiró. —Te lo diré porque no quiero que tu corazón se rompa cuando lo veas. Tiene novia.
—Me lo suponía. —Hice una mueca de lado y volví mi vista a él, quien caminaba nuevamente a la puerta hasta marcharse. —Jamás tuve suerte en el amor.
— ¿Malas parejas? —Negué. — Bueno, pero al menos sabes que hacer. —Volví a negar. — ¿Entonces?
—Ese es el punto. Jamás he tenido pareja. Ni siquiera he dado mi primer beso y me encuentro a dos años de terminar la secundaria e ingresar a una universidad. Soy la única de mi edad que aún conserva su cuerpo, incluyendo sus labios, vírgenes.
—Hey, no es tan malo. Tal vez la vida espera que llegue la persona correcta para ti.
— ¿Y cuánto tendré que esperar? Los años pasan y cada vez que tocan el tema de las relaciones me siento incomoda. Incluso cuando me preguntan si tengo pareja, es difícil que en esta sociedad tan promiscua tengas 16 años y aún no hayas dado tu primer beso.
—Yo di mi primer beso a los 5 años, con un niño en el jardín.
— ¡Lo vez! —Suspiré — Es inútil.
—Hey, no digas eso. —me abrazó y el timbre sonó. —Ven, vamos con Vic.
(...)
Mentiría si dijera que no sentí celos al verlo tomado de la mano con su novia, mentiría si dijera que no podía evitar mirarlo, mentiría si dijera que cada vez más estaba cayendo en un amor imposible, igual que todos.
De algo estaba segura y era que no me entrometería en su relación, podía gustarme y tal vez mucho, pero tenía principios, no me entrometería, no intentaría conquistarlo, simplemente trataría de olvidarlo.
Cuando salí del instituto y llegué a mi casa vi a mi padre con mi hermano pequeño de 8 años, Tyler.
—Hola papa, hola Tay. —Ellos me miraron y mi padre se levantó del suelo adolorido.
—Hola princesa. —se acercó a mí y me abrazo. — ¿Cómo fue tu día?
—Bien... ¿Qué estaban haciendo? —Los miré intrigado.
—Tyler me mostraba lo que su profesor de karate le enseñó. —Yo asentí al ver a mi hermanito pegar patadas al aire. — Hoy vendrá su entrenador de deportes, una compañera de trabajo me lo recomendó. Tal vez podrías unirte a ellos.
—El deporte no es lo mío papa. —Lo mire encogiendo mis hombros. —Iré a mi habitación, tengo tarea que hacer.
—Claro. —Beso mi cabeza —Te quiero princesa.
Subí las escaleras y me encerré en mi habitación, dejé la mochila a un lado y me lancé sobre la cama con mis auriculares.
No podía evitar pensar en él, su cabello, su sonrisa, sus facciones. Mi corazón latía con fuerza, pero debía ocultarlo, debía taparlo, debía olvidarlo.
Oí la puerta principal y a mi padre hablar, supuse que era el entrenador de mi hermano. Me asomé al borde y mire desde la planta de arriba.
—Gracias por venir Niall. —La persona entró y mi atención se dirigió al individuo presente quien rápidamente me miró y me sonrió.
—Hola. —Me saludo.
—Oh, Aby, él es Niall, el entrenador de Tyler. Niall, ella es Aby, mi hija mayor.
Yo agite mi mano en forma de saludo sin emitir sonido alguno.
Aquella mirada azul, aquella piel blanquecina, aquel cabello castaño, sin duda se podía encontrar la belleza en sus dos extremos y la había visto con mis propios ojos...
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Teenage Problems © |njh|
Fanfiction-Vivo bajo una jodida tormenta. Soy un maldito desastre. - ¿Sabes lo bueno de esto Aby? - ¿Qué? -Soy amante de los desastres.