Augustus, ¿qué tenía de gracioso jugar con los sentimientos de alguien?
Fue retorcido el como manejabas mi mente porque me conocías tan bien.
Lentamente, me convertiste en una víctima de tu absurdo juego y poco te importó lo que yo sintiera, el daño que me estabas haciendo.
No tuviste algo de consideración hacía mi persona, y no busques como pretexto que no querías lastimarme, porque joder, vaya que lo has hecho.