Capítulo 3 - Reencuentros.

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Desperté con el hermoso sonido de mi despertador sonando justo al lado de mi oido, inmediatamente me levanté y me di una ducha rápida. Al salir me puse un par de jeans y un suéter de esos largos y guangos que todo el mundo usaba en esa época, soy de esas fieles creyentes de la frase "Vistete como si fueras a conocer a tu peor enemigo hoy", bueno, a parte de que iba a reencontrarme con mis amigos hoy, así que no podía verme mal.

Baje en el momento justo en el que mi mamá empezó a gritar que se nos iba a hacer tarde.

-Buenos días- dije mientras depositaba un beso en el cachete de mi madre, y uno en el de mi padre.

-Buenos días- contestó mi hermano cruzando la puerta de la cocina dejando a mis padres con la palabra en la boca y robandome mi silla.

-¡Hey!- Grite en el momento en el que me di cuenta del reciente apañamiento de mi hermano. -Esa es mi silla, muevete ahora- Le dije mientras chasqueaba mis dedos y lo quitaba. Ok, lo admito, era una persona un poco.... llamémoslo autoritaria.

-Apurate, recuerda que de ahora en adelante, me convertiré en tu chofer personal, gracias al patrocinio de ellos- dijo mientras apuntaba a mis padres con el dedo. Eso era totalmente cierto, ellos le compraron el carro con la condición de que tendría que cargar conmigo a todos lados, eso incluía llevarme a clases.

- Sí, sí, voy- Conteste mientras me levantaba de la mesa y corría2 hacia mi cuarto para terminar de arreglarme.

No es que no fuera fan del maquillaje, solo era demasiado floja como para maquillarme todas las mañanas y desmaquillarme todas las noches, así que casi siempre, excepto en ocasiones especiales, era yo al natural.

Salimos de la casa 20 minutos antes de la entrada al colegio, así que cuando llegamos aún era temprano.

Todo estaba exactamente igual que cuando me fui, los casilleros eran los mismos de los todos años, la gente caminaba en los pasillos con el mismo orden de siempre, los populares reinaban y los rechazados abrían paso a todos los demas. Yo caminaba por el pasillo tranquilamente, no era de las más populares pero tampoco era de los "raros", así que solo era una más. De repente cuando iba caminando, sentí unas manos sobre mis ojos toda la gente cercana a mi sabía que odiaba eso.

-¡¿Quién demonios es?!- Pregunté al momento de que intentaba quitarme esas manos de encima.

-Adivina- Dijo el culpable finguiendo su voz.

-¡No tengo ni la más mínima intención de adivinar, así que más te vale que quites tus manos ahora!-Dije eufórica, realmente odiaba eso.

-No era el recibimiento que esperabamos- Dijo una voz tremendamente familiar, mientras unas risas, también bastante conocidas le secundaban.

-¡Elein!- Grité cual desquiciada mientras me daba la vuelta y atrapaba a la dueña de esa manos en un súper abrazo.

-Yo también te extrañe, y mucho mejor amiga- Como habían oído, Elein, ella era mi mejor amiga desde hace 4 años, no conocimos en secundaria y desde ahí somos inseparables. Ella era de estatura promedio, tenía el cabello castaño y del mismo largo del mío, a diferencia de que el de ella era lacio. Tenía los ojos cáfes y estos siempre estaban delineados. Tenía un cuerpo envidiable, cabe mencionar que ella era mucho más fan de los deportes que yo, de hecho ella era corredora.

Olvide que estabamos acompañadas hasta que oì otras voces.

-¡Tambien te extrañamos Sari!- Gritaron mis amigas, Antonella, Ana, Julieta, Florencia, Dana y Katia. Ellas tambien eran mis amigas desde la secundaria, y actualmente y espero que para siempre eran mi "grupito".

Algo tenía él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora