Tardé un día en sentirme fatal por haberle dicho lo que le dije pero ya era tarde. Junio se estaba acabando, enseguida tendría a julio a mis pies y mis padres ya estaban hablando sobre mi futuro sin consultarme, como de costumbre.
-Creo que deberías hacer alguna práctica.
-¿De qué?
-Socorrista, podrías sacarte el título.
-No tengo la edad...
-O cuidar niños.
Mi cara de asco fue instantánea. No es que no me gusten los niños es que no soporto los de los demás, ni tampoco a esos que se creen los dueños del mundo o a los que cualquier chorrada les hace gracia o no dejan de molestarte, o a los gamberros que te escupen o a cualquiera cuyo nivel de decibelios sea irritante/insoportable. En cierto modo, me gusta pero no los soporto.
-¿Pasear perros? -sugirió mi padre mientras entraba la comida en casa.
-Me gustan los perros pero no pasearlos ni limpiar sus heces, ni mucho menos en manadas o grupos grandes.
-Entonces no -inquirió papá.
-Podrías ayudar en algún campamento infantil, como los Scoutts.
-Si tiene algo que ver con niños, me suicido.
-Qué dramática eres -dijo mi padre.
-Si ya son insoportables de por sí, imagínalos chillando "tengo calor", "¿cuánto falta?", "¡Tengo que hacer piiiis!" -obviamente puse voz irritante para imitarlos y los ojos en blanco, no los aguantaba.
-Hija pues dí tú opciones...
-Aún no tengo los dieciocho, esperaos al año que viene y busco trabajo...
-Ni en broma. Es verano, tienes tiempo libre...
-La razón de porqué se llama tiempo libre es ¡porque es libre! Si lo ocupas con trabajo deja de serlo... -mis razonamientos eran obvios y lógicos pero se empeñaban en no verlo.
-Bueno..., ya hablaremos -dijeron a la vez y se pusieron a hacer la comida.
Siempre hacían lo mismo: proponían un tema para hablar, me sacaban a mí de lo que estuviera haciendo, decían lo que ellos querían sin importarles lo que yo aportase y cuando ya no querían seguir escuchando cambiaban el tema. Era algo que odiaba y que, lamentablemente, había heredado de ellos.
Entonces me dio un brote, algo en mi interior se accionó y les dije que volvería antes de comer, que no tardarían mucho. Cogí el autobús y bajé en la última parada, tardé dos minutos andando hasta llegara su finca. No había portero pero sí una anciana mujer negra recogiendo las cartas en bata de estar por casa. No tenía pensado decirle nada pero en cuanto me vio, me reconoció.
-No está.
-¿Qué?
-No está en casa.
-¿Disculpe?
-Si vienes por Byron no está, se ha ido -tenía tantas preguntas que hacerle a aquella mujer, pero solo pude decir lo siguiente.
-¿Sabe cuándo va a volver?
-Ojalá. Se marchó ayer por la noche, parecía confundido. Desde entonces no ha vuelto a casa y me tiene preocupada -aún así estaba calmada.
-¿Quién es usted? -se dio media vuelta y reconocí esa mirada intensa en sus ojos color miel.
-Su abuela.
-Yo soy...
-Sofía. Sí, lo sé. Mi nieto me ha hablado de ti -mi cara de confusión aumentaba.
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MÁS ALLÁ DE NOSOTROS
Teen FictionLlegados a este punto he de confesar que para contar esta historia hemos ido más allá de mí, más allá de ti. Más allá de las posibilidades. Más allá de la verdad para aprender el saber y, sobre todo, el sentir.