-¿Es interesante?
-¿Perdona?
-El libro que estás leyendo. ¿Te gusta?
-Sí. Si no, no lo estaría leyendo.
-A mí no me gusta leer -empezamos con mal pie.
Además de distraerme de mi lectura no le gustaba leer y solo mantenía una conversación banal y sin coherencia alguna. No le contesté.
-¿A quién echas de menos?
Cerré el libro y le miré con cara de confusión, a lo que él contestó:
-Desde que nos hemos subido al tren ni me has mirado, prácticamente no has mirado a nadie, eso significa que no te ves capaz de aguantarle la mirada a alguien ahora mismo. Estás leyendo, pero no te estás enterando, llevas diez minutos leyendo la misma página y juraría que la misma línea, es decir, estás distraída, absorta. Algo te pasa. Normalmente diría que echas de menos a alguien querido pero no te veo como una persona que puede querer a alguien.
-¿Qué? -tartamudeé.
-No hace falta que digas nada, si te soy sincero no he venido aquí para conquistarte. No tenía mejor plan para este fin de semana y echaba de menos ver a mi colega Izhan aunque parece muy ocupado con la novia -se estaban enrollando en los asientos de al lado-. No hace falta que hagamos nada, ni siquiera podemos ser amigos pero estaría bien que habláramos de vez en cuando. Al fin y al cabo esto parece un viaje de parejitas y tú yo solo nos tenemos a nosotros para escapar de esos momentos acaramelados que me producen tanto asco.
Me fue inevitable reír. Pensé que tenía razón y que no pasaba nada por hacernos un poco de compañía el uno al otro. Como había olvidado su nombre disimulé empezar con buen pie. Le ofrecí mi mano.
-Sofía.
-Thiago -me sonrió.
-¿Por qué no me ves como una persona capaz de querer a nadie?
-Capaz seguro que eres. Pero solo te conozco de cinco minutos y pareces muy tuya, cerrada. Tal vez es porque yo en particular te caiga mal, pero esa ha sido mi impresión.
-Las primeras impresiones son una mierda.
-Totalmente de acuerdo.
-No echo de menos a nadie.
-Veo que no sabes mentir.
Desvié la mirada, tenía tanta razón... Le echaba de menos y no quería sacármelo de la cabeza, quería tenerlo conmigo. Empezaba a pensar que era muy real el hecho de no volverle a ver nunca más y eso me asustaba.
-No hace falta que me lo cuentes, se nota que no quieres y que te cuesta hablar de ti misma. ¿Qué te parece si hacemos un Qué preferirías para conocernos mejor?
-Eres un chico muy directo, ¿verdad?
-No me gusta andarme con rodeos.
-A mí tampoco.
-Que va. Solo para lo que te conviene -no quise tomármelo a mal porque sabía que iba a ser al único amigo que iba a tener verdaderamente conmigo ese fin de semana.
Me caía bien, sabía cómo desviar los silencios y cambiarlos por conversaciones interesantes y poco comunes. A veces venía realmente bien.
-Yo empiezo. ¿Qué preferirías: hablar con los animales o hablar todos los idiomas del mundo?
-Animales, obviamente.
-¿Sí?
-Sí.
-Guay; te toca.
ESTÁS LEYENDO
MÁS ALLÁ DE NOSOTROS
Teen FictionLlegados a este punto he de confesar que para contar esta historia hemos ido más allá de mí, más allá de ti. Más allá de las posibilidades. Más allá de la verdad para aprender el saber y, sobre todo, el sentir.