II

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Durante el día siguiente, el subdirector me llamó a su oficina para que le enseñara a Camila, los alrededores de la escuela.

Le había dado una pequeña sonrisa, no estaba segura si debería estar contenta o molesta por ser asignada a hacer algo así. Significaría que perdería algunas clases, y no estaba consciente de cómo me sentía al respecto.

- Supongo que voy a mostrarte la escuela - murmuré viendo a Camila en la recepción de la oficina del subdirector, mientras salía.

Levantó la vista, me dio una sonrisa antes de levantarse del sofá rojo con su mochila.

- ¿Te dió un permiso de pasillo? - preguntó mientras abría la puerta que daba al pasillo.

Salí, tarareando un pequeño sí como respuesta, mientras cerraba la puerta detrás de ella.

La seguí a su casillero, esperando que guardara sus libros, para seguir con nuestro recorrido.

Suspiré, pensando en las notas que no podría tomar.

Me mordí el labio, decidiendo que le enviaría un texto a Ben, pidiéndole que me ayudara a tomar notas.

O... Podría milagrosamente chocar con él entre la multitud de estudiantes, y entonces preguntarle.

Si, eso estaría bien.

Solté un suspiro de alivio cuando Camila cerró su casillero.

Había empezado a tener un leve dolor de cabeza por el ruido que los estudiantes estaban haciendo en el pasillo y estaba más que desesperada por irme.

- Vamos, no me gusta estar en la multitud - me quejé mientras Camila guardaba sus llaves.

Por un minuto, pensé que sus ojos tenían una especie de preocupación, pero entrecerré los ojos hacia ella, para asegurarme que no había estado imaginando cosas extrañas.

La llevé fuera del edificio de la escuela para una breve caminata hacia las canchas de baloncesto y de voleibol. La campana para el inicio de las clases sonó poco después, el sonido nos aturdió debido a la distancia que nos separaba del edificio de la escuela y sus paredes de ladrillo.

- No puedo creer que vaya a perderme la clase - suspiré, usando una mano para bloquear el sol de la pantalla de mi teléfono mientras escribía a Ben un texto, pidiéndole que me ayudara a tomar notas.

Camila se encogió de hombros, mientras esperaba a mi lado que terminara de escribir el texto.
Pateó las rocas con sus zapatillas mientras me esperaba.

Pronto aparté mi teléfono, y pudimos continuar.

- Aquí estamos - dije mientras llegábamos a las puertas de la cancha de baloncesto. - Está cerrado - suspiré, viendo la cerradura.

- Podemos ver todo desde aquí, no veo como eso sería un problema - dijo Camila antes de reír levemente por la situación.

Me reí entre dientes entendiendo su punto.

Miré a través de la puerta, hasta la cancha.

La cesta estaba inclinada hacia adelante, su condición probablemente sujeta a la cantidad de estudiantes que tratando de presumir, agarran el anillo para hacer una canasta elegante. La pintura azul y blanca en el piso de arcilla, estaban gastadas y decoloradas, pero las líneas importantes aún eran visibles.

- Si hemos terminado de ver la vieja pintura, ¿podemos ir a otro lugar? - preguntó Camila, ganando una sonrisa de mi parte.

Ella era muy amigable... Me gustó.

The Genius (Adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora