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- Oye, ¿has visto una pequeña botella de pintura en alguna parte? - Chris preguntó, girando la perilla de la puerta de mi habitación.

Levanté la vista del libro que estaba leyendo y lo encontré de pie incómodo en la puerta.

Miró a mi alrededor y luego a mí. - ¿Bien? - preguntó de nuevo, entrando a mi habitación sin permiso.

Suspiré, sacudiendo mi cabeza antes de dejar caer mi libro a mi lado en mi cama. - No, no he visto nada. Pregúntale a Taylor -

- Lo hice - suspiró, mordiéndose el labio inferior en apuros.

Lo vi caminar hacia mi cama antes de sentarse en el borde. El colchón se hundió con su peso, haciéndome mirar hacia él.

¿Qué demonios creía que estaba haciendo?

Apenas entrábamos en las habitaciones de los demás, ¿por qué estaba actuando como si sentarse en mi cama fuera lo más normal del mundo?

- Mamá siempre me regaña acerca de cuán ordenada eres - murmuró Chris mientras una sonrisa fantasma jugaba en sus labios.

Observé cómo los ojos de mi hermano se movían de una pulgada de mi habitación a otra mientras me preguntaba qué lo estaba divirtiendo.

- Nunca creí que fuera tan malo... Jesucristo, Lauren, ¡etiquetas tus cajones! - Chris dijo mientras estallaba en carcajadas.

Le lancé una mirada amenazante, solo teniendo éxito en hacerlo reír más fuerte.

Aparté la mirada mientras mi cara se calentaba de vergüenza. - Simplemente me gusta que las cosas se organicen, ¿de acuerdo? - dije, tratando de explicarme.

Crucé mis brazos sobre mi pecho mientras Chris se reía más fuerte de mis palabras.

Cayó de lado y aterrizó en el colchón con un latido. Él no dejó de reírse; simplemente procedió a continuar tumbado en mi cama.

- Esto se siente raro - comenzó Chris mientras su risa se apagaba. - Simplemente estoy casualmente en tu habitación -

No respondí, pero no pude evitar sentir que Chris había sacado las palabras de mi boca.

Se sintió raro.

Mi atención pronto fue invocada cuando sentí que se levantaba la cama.

Me volví para encontrar que Chris se había levantado. - Te veo luego - murmuró cuando se dio cuenta de que lo estaba mirando.

- Sí, claro - murmuré, mirando como salía de mi habitación a través de la puerta antes de cerrarla detrás de él.


No había revisado el chat de Hangouts de Google para ver lo que los demás estaban haciendo, pero anoche tuvimos una video llamada y ya nos habíamos decidido por quién haría qué.

Aiyana editaría y escribiría el periódico, Ben recibiría las indicaciones y organizaría la tecnología, iba a buscar cosas como enlaces útiles, libros y sitios, mientras que Camila iba a hacer la presentación principal en clase.

Habíamos decidido ver el proyecto terminado juntos como grupo un día antes de la clase para que todos tuviéramos una idea general.

Dando vueltas en mi cama, miré el reloj de pared que colgaba justo encima de mi estantería.

Era casi mediodía y no había hecho nada productivo este sábado, aparte de tomar una ducha y desayunar.

Me obligué a sentarme, intenté despertar mi cerebro para recordarle que tenía que ir a la biblioteca.

The Genius (Adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora