IX

641 108 4
                                    

El departamento de HoSeok estaba hecho un asco, todo estaba tirado por todas partes. Vidrios rotos, basura por todos lados, la cocina estaba plagada de platos sucios y envases de fideos instantáneos. El orgullo embriagaba el cuerpo del castaño, que yacía observando las fotos del menor en su celular. Lo extrañaba demasiado, se había vuelto adicto a él, sin duda quería verlo pero... ¿Querría también JiMin verme? Probablemente no. Ambos se carcomían la cabeza, meditando si dejar de lado el orgullo o no.

—Voy a buscarlo — el menor se levantó y fue a la puerta del departamento, pero las manos de JiMin lo detuvieron.

—¡No lo hagas!
—Maldición, JiMin. Tu salud esta empeorando cada vez más, debes hablar con el o terminaras en los huesos.
—Yo... tengo miedo...
—Te acompañaré, pero por lo que mas quieras por favor ve y habla con él. Jin me dijo que está igual que tu, con la casa hecha un asco y él optimismo por el infierno.
JiMin miró a TaeHyung y pensó cuidadosamente las cosas. Tenía esperanza en qué podría funcionar, pero nadie se lo aseguraba, sin embargo conoció lo suficiente a HoSeok como para decir que el también podría estar luchando contra su orgullo sin poder ganar ante este. Estaba intoxicado hasta los huesos de recuerdos, no tenía intención de que las cosas sucedieran así. Justo en ese momento la oscuridad se apoderó de él, el túnel en qué la salida era lejana se hacia infinito, los monstruos a su espalda lo seguían hasta el final, atormentando su mente y jugando con sus emociones. Justo en ese momento, la luz del lejano tren se hacia presente he iba a arrollarlo sin piedad. La luz se intensificaba a cada segundo y HoSeok había aceptado el final. El soñar del tren era irritante, un ding dong indeseable y detestable. Justo cuando el tren estuvo a segundo de impactar el chico despertó.

Alguien estaba tocando el timbre sin descanso. HoSeok se levantó de inmediato, sin tomarme importancia a su lamentable apariencia. Abrió la puerta frente a él y una cabellera anaranjada se lanzó sin previo aviso, rodeando al mayor con sus brazos y hundiéndose en su pecho.

—¡Perdóname HoSeok!, por favor discúlpame. No puedo seguir así, debo ser sincero. En el poco tiempo que llevamos como amigos no he dejado de pensar en ti. A cada segundo tu imagen se viene a mi cabeza. Han pasado tres días y han sido un verdadero infierno... Lo siento tanto, realmente te necesito — HoSeok sintió la humedad de las repentinas lágrimas de JiMin en su pecho. Lágrimas que estarían a punto de salir de los ojos del castaño también.

Rodeó al menor con sus brazos y lo apretó muy fuerte. —Yo también lo siento, me enojé por una estupidez. De verdad lo lamento...
—HoSeok... Te quiero...
Un momento de silencio dominó la habitación.

—Yo también... Muchísimo...
Al abrazo se intensificó, al igual que el latir del corazón de ambos. Habían sido tres días y a HoSeok le había parecido una eternidad. JiMin se separó lentamente del mayor y lo miró con los ojos llorosos, le regaló una sonrisa y lentamente se acercó a los labios del mayor. No pudo evitarlo, el impulso había sido demasiado fuerte. HoSeok correspondió al beso tiernamente.

—Nunca te lo he dicho pero... Eres como una naranja — mencionó HoSeok.

—¿Qué quieres decir con eso?
—No me malinterpretes... Es que... Eres medio rellenito y tu cabello es anaranjado... Eres un chico naranja.
—Yo no quiero ser una naranja.
Eres mi chico naranja — las mejillas de JiMin enrojecieron notablemente.

¿Tu chico naranja?
Si... Mi chico naranja.

My Orange Boy [HopeMin/JiHope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora