Labilidad

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Anderson podía ser la persona más amable que uno tuviese el gusto que conocer, o el mismo lucifer encarnado en la tierra, listo para terminar con su objetivo bajo la orden de su dios.

Desde siempre se dudó de su cordura, mucho antes incluso de que fuese voluntario para el proyecto de los regeneradores biológicos, porque sus emociones eran extremistas, sus conductas se mostraban exageradas, como si fuese víctima de una bipolaridad psicológica (previamente descartada).

Lo que todos ignoraban, es que el cura de Iscariote estuvo toda su vida en un enfrentamiento constante consigo mismo, luchando para ser dueño de su estado de ánimo y no víctima de circunstancias externas. Aunque aparentaba lo contrario, jamás fue feliz, hasta que lo conoció. Cuando le dieron la orden de matar a Alucard, logró la estabilidad que necesitaba para su bienestar emocional, porque el conde no era un blanco fácil y tenía que centrar toda su cordura y energía en un solo objetivo. 

Antes de morir, Anderson le dedicó una sincera sonrisa a aquel demonio, porque lo ayudó a superar su labilidad emocional.

Fictober 2017: Hellsing StyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora