Vampiro

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Alexander Anderson era el as de Iscariote, un paladín de tiempos modernos, el asesino de todo lo indeseable en el mundo. Un predicador que gustaba de esparcir obsesivamente la palabra de dios a donde fuese, porque fue Dios quien lo salvó y por ende era la respuesta para todos, excepto los paganos que no merecían más que una eternidad ardiendo en el infierno.

Él conocía y combatía toda clase de seres nocturnos y de otros planos: demonios, angeles perversos, banshees, duendes, entes sin descanso, pero había uno que le provocaba un placer especial.

Hijos del diablo, moradores de la noche, bebedores de sangre, ellos odiaba y amaba al mismo tiempo. Eran el avatar de lucifer en la tierra y tenían que ser exterminados, pero sus habilidades los volvían un verdadero reto para él, los únicos seres que lo obligaban a sacar todo su potencial, utilizar sus habilidades y llevarlas al extremo.

Podía contar con una mano las cosas que le causaban tanta alegría, tanta excitación y que lo hacían amar su trabajo, y sin duda los vampiros encabezaban la lista. 

Fictober 2017: Hellsing StyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora