Too hot...hot damn!

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kiribaku (intento de lime) 


Kirishima no es bueno con los números, tampoco es aplicado ni responsable, de hecho podría decirse que es perezoso y olvidadizo; siempre se olvidaba de las fechas en las que tenia examen de estadística.

En pleno verano, con el sol brillando en todo su esplendor y sin una nube que lo opaque, Kirishima Eijirou se encuentra encerrado en su habitación, estudiando para intentar aprobar la materia que reprobó por culpa de sus malos hábitos. Mientras todos sus compañeros se van de viaje a la playa o la piscina él se encorva en su asiento para visualizar mejor la hoja de papel milimetrado en la que tiene sus gráficas.

— Joder no... no ¡no me dio el maldito 248! ¿Por que esta mierda es tan difícil? ¡Me voy a quedar ciego!- decía a la vez que jalaba de sus rojos cabellos. Llevaba todo el fin de semana contando números para elaborar la tabla de frecuencias que le había asignado su profesor como trabajo para que aprobase la materia. Cada maldito numero y cuantas veces se repetía, y ese era solo el primer paso para empezar a resolver el ejercicio.

Afuera el sol brilla tanto y emana tanto calor que podría incluso derretir a las pobres hormigas que hacen su recorrido por el suelo pavimentado.

Por un lado Kirishima se siente bien de estar en su cuarto, con su aire acondicionado, sus libros con olor a nuevo y la refrescante vista de su batido de fresa, cuyos cubos de hielo se derriten paulatinamente... por otro lado también quiere salir y reír con sus amigos en alguna piscina.

Kirishima soltó un suspiro cansino dejando su vista descansar para luego observar por la ventana, la cual se encuentra justo en frente de él y a su altura, esto debido a que Kirishima decidió poner su mesa de estudio en ese lugar por la cantidad de luz que entra a la habitación, permitiéndole así visualizar todo su vecindario.

Cuando está por volver a sus números Kirishima se halla acomodando sus lentes, que pocas veces usa, sobre el puente de su nariz, sin embargo algo lo detiene y le impide apartar la vista de la panorámica que se presenta ante él.

Bakugou Katsuki. Su sexy, candente, explosivo y rubio vecino, está saliendo de su casa con tan solo una ceñida camiseta de tirantes negra y unos shorts del mismo color que dejan ver más de la mitad de sus muslos.

Increíblemente cortos, increíblemente sexys.

Kirishima siente su lengua secarse, su corazón dar un vuelco y su respiración cortarse. Saltó de su asiento para pegar su rostro contra el vidrio de la ventana, tal cual como si se hubiese estrellado contra la misma.

Katsuki se ve mal humorado, como todos los días. Se dirige hacia el carro de su madre con una esponja, tomando en el camino la manguera; todo bajo la atenta mirada de Kirishima a quien incluso parece que se le olvido como respirar.

¿Será posible? ¿Verdaderamente está a punto de ver a su más grande fantasía sexual, crush desde la infancia, y razón de existir, salir con su caliente cuerpo en medio del ardiente verano, dispuesto a mojarse y enseñarle los placeres que tiene para ofrecer? ¿A él, un simple mortal?

Eijirou siente que sus piernas fallan y que no puede, no debe por ningún motivo, apartar la vista ni un solo segundo de la ventana; tal vez sean los segundos más valiosos de su existencia, la razón por la que vino al mundo. Sin embargo, y antes de arrepentirse, sale corriendo a buscar en sus cajones de cosas olvidadas, unos binoculares.

Los había comprado hace muchos años cuando pensaba que acampar al aire libre y escalar montañas era lo más varonil que pudiese haber en el mundo.

Love Bakugou KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora