Capitulo 46

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DOMINIC

Observaba desde adentro de mi auto como ella abrazaba a quien le hizo mucho daño, apreté fuertemente el timón cuando sube al auto junto a él y luego el auto arranca sin prisa alguna desapareciendo al voltear en la calle cercana al Instituto.

Apoyo mi cabeza en el timón haciendo que el claxon suene sin parar, pero en estos momentos me vale una mierda que el maldito claxon suene y suene porque lo único que mi cabeza puede pensar es en la posible situación de que Gia y el niñito del capitán, Tyler, hayan regresado y tan solo me estaba ilusionando una relación junto a ella sabiendo que lo pueda perdonar en algún momento.

-Calla imbécil –tocan la ventana del auto- ya deja de tocar el maldito claxon –esta vez estrella una botella contra la ventana.

Dejo de apoyar mi cabeza en el timón y salgo del auto cerrando de un portazo, cojo al maldito enano por el cuello de su camiseta y lo elevo acercándolo a mi rostro, lo miro con odio y le tiro un cabezazo haciendo que grite como una niña luego de que le hayan quitado un dulce. Lo suelto esperando que se golpee más pero sus amigos llegan a agarrarlo evitando que se estrelle contra el maldito suelo.

-Para que aprendes con quien te metes, imbécil –le digo entre dientes y vuelvo a subir a mi auto.

Arranco el auto dejando las marcas de las llantas en suelo, piso el acelerador pasando dos luces rojas y apreté el timón con fuerza; luego doblo en una calle demasiado conocida en la ciudad donde solo hay tiendas de ropa para galas, para empresarios y empresarias que presumen su fortuna en sus prendas. Doblo antes de llegar al final de la calle y doy unas vueltas más hasta llegar a una calle oscura con sus paredes llenas de grafitis. Conocida como la Calle de Los Bandidos; nadie se acerca a ella porque tienen miedo a recibir una golpiza, ser violados, secuestrados y entre otras cosas más.

Toco el claxon tres veces y la puerta del estacionamiento se abre dándome paso para poder entrar a los estacionamientos del Gimnasio de Boxeo, saludo al guardia con un asentimiento de cabeza. Manejo hasta el final y lo estaciono en un rincón, bajo del auto cerrando de un portazo y empecé a avanzar para entrar al gimnasio, pongo el seguro del auto, y descargar mi ira en esos sacos llenos de arena.


-Widdle –lo saludo-. Dominic, tiempo que no vienes por aquí y seguro vienes con tu auto –sonríe burlón.

-Esta vez sí le he puesto alarma –se ríe a carcajadas- Ya para hombre, fue un descuido mío la última vez.

-Cla-claro –le doy un golpe en su espalda y deja de reírse-. Te dije que te detengas –alzo mis manos hasta la altura de mi cabeza.

Niega lentamente con la cabeza, empieza a avanzar y lo sigo por detrás hasta que llegamos a uno de los miles de cuartos que hay en este edificio. Entro después que él haciendo que muchas miradas desconocidas me mirasen, iba a hablar pero una bolsa se estrella contra mi rostro generando que muchos se rían.

-Imbécil –le digo- eres un imbécil Widdle –le digo antes de entrar a los vestidores.


-¿Qué te trae por aquí? –pregunta Widdle mientras iba golpeando el saco de arena- Nunca vienes por aquí si no es por algo que te haya cabreado.

-Me hice ilusiones con una chica del Instituto –golpeo más fuerte el saco- por eso estoy aquí.

Widdle detiene el saco, que él estaba golpeando, pero yo sigo dando fuertes golpes al mío.

-¿Kimberly? –pregunta-. No imbécil, con ella terminé hace tiempo porque la encontré revolcándose con un niñato.

-Oh, por eso los rumores aquí en el gimnasio –mis golpes aumentan- pero bueno... ¿Quién es la chica entonces?

Héroe Sin Capa - Sin EditarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora