4 | Conclusión

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Kacchan

Mierda. Voy a matarle. Voy a matar a Todoroki... y a Deku también. ¿Qué les pasa? No es normal abrazarse por tanto tiempo, los amigos no hacen esas cosas, mucho menos en público. No entiendo qué tiene Deku en la cabeza, más distraído no podía estar en las luchas de entrenamiento. Cómo deja que el idiota de Todoroki le dé semejante paliza, maldición, ya me las pagará ese tipo por hacerle daño, maldición, no debería pensar en esas cosas. Mierda.

Para coronar el pastel está el hecho de que Todoroki, Uraraka y el delegado escoltan a Deku hasta a su casa, inclusive ¿Qué le pasa a todo el mundo? No entiendo. Deku está más creído, se apega al resto solo cuando me ve cerca, no sabe que yo no voy a caer en su trampa y ponerme celoso, já, no soy tan tonto. Pero me molesta, no puedo evitarlo, tampoco es idea engañarme a mí mismo con estupideces. Me molesta porque lo hace a propósito. Porque él ya se dio cuenta. Notó que le miro y saca provecho de la presencia de sus amigos para hacer notar su desinterés en mí. ¿realmente se dio cuenta que lo reconozco como algo más? ¿o solo le intimido? ¿sigue teniéndome miedo? Debería haber una forma de comprobarlo, pero... mierda. Que inseguro estoy. Tengo tantas preguntas en la cabeza que no puedo pensar con claridad.

El hecho de que mi hermana pequeña llore cada dos horas no ayuda a mi aspecto demacrado por el cansancio, como el semblante del profesor Aizawa. Me alegra tener a una vida tan inocente como lo es la de mi hermanita dentro de la mía, siento que puedo verla por todo el tiempo debido a la calma que emana de su ser. Cada descanso de clases lo uso para dormir, ya que no es suficiente en casa, debo aprovechar el hecho de no estar allá para hacerlo. Después de clase me escabullo debajo de los árboles para protegerme del sol y duermo hasta que se me haga tarde para comer. Ahí es donde mi cerebro se pone a pensar...

Los recuerdos son muy poderosos, solo con pensar en mi hermana, me lleno de una pasividad muy impropia de mí, en cambio, si pienso en el Deku sumiso, sonrojado y sensual, me provoca una reacción totalmente distinta. Me pregunto cómo será estar en "calma" con él. ¿Podremos algún día estar en calma? Ha pasado tanto tiempo... hemos estado tanto tiempo con tensión que ya ni siquiera sé a qué sentimiento darle prioridad. A mi orgullo o a mi amor. ¿Qué es más importante? ¿Qué pensará él? Yo creo no conocer a Deku, no sé si su comida favorita sigue siendo la misma de hace diez años, o su color favorito, o si le gustan los chicos. La única forma de saber y encontrar respuesta a mis preguntas es hablando con él, pero, su rostro... sus manos temblaban, podía ver sus ojos cristalizarse y sus pupilas intentaban enfocar algo lejos de mi contacto visual. No le hice nada malo, no sería capaz, más bien me herí a mí mismo. Me di cuenta que las palabras pueden ser una espada de doble filo, en un principio solo quería hacer sentir inferior a Deku porque eso mismo era lo que pensaba de nosotros, que yo me convertiría en el héroe número uno y él siempre sería una piedra en el camino, pero ese mismo pensamiento que le demostré durante años ahora me hiere a mí mismo.

Así que esto se siente estar arrepentido...

Yo quería que me tuviera miedo. Yo quería sentirme superior. Yo quería pensar que él siempre sería un inútil. Quería. Antes. Ya no... he visto a través de él, de sus puros y sinceros sentimientos hacia la humanidad, de su ambición en superar a All Might, de su esfuerzo por conseguir todo lo necesario para lograrlo y creo fielmente que lo logrará. Por supuesto que yo también lo lograré, pero hoy en día creo que Deku ya no tiene marcha atrás, que si no es mi enemigo será siempre mi formidable aliado y no podría estar más agradecido de eso. Solo bastó una vez. Solo bastó su mirada llena de terror para quebrarme en mil trozos. Mi puto orgullo fue el que no me permitió rogar por su perdón, pero finalmente sería innecesario, él me odiará, es la esencia del ser humano: lo que no conoce, le teme, a lo que teme lo odia, a lo que odia lo discrimina. El siguiente paso a tenerme miedo es odiarme. Él ya me lo ha dicho, no me tiene miedo y me lo ha demostrado al confrontarme varias veces. Pero las palabras salen por sí solas, como escudos con los que defenderse de agresiones al corazón. Podría haber sido su forma de sobrellevar la situación de estrés agudo, pero esos ojos no me engañan. Sus ojos no eran como los de mi hermana. Yo oscurecí sus ojos. Si no me aparto de su vida terminaré por oscurecer su preciosa esencia también. No quiero que se hunda, no dejaré que esa luz que posee sea opacada por nada ni nadie. Yo le protegeré desde la espalda, desde la obscuridad. Me volveré un digno rival y un formidable aliado para estar dispuesto a ayudar a quienes lo necesiten. La humanidad no se sumergirá en la obscuridad, no permitiré que mis pensamientos egoístas tomen el control.

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