6 Radioactive

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Volví del bosque, había conseguido comunicarme con mi hermano mayor y me acerque al bote que los Pevensie y Trumpkin estaban preparado.
Cerca del bote había un montón de armas.
-Coge las que quieras, las hemos encontrado en el bote.-me dijo el mayor de los Pevensie.
Me agache y empecé a buscar entre las armas, había bastantes, espadas, dagas, lanzas... pero no tarde en encontrar dos de mis armas favoritas, un hacha, que no estaba en las mejores condiciones pero que me venía muy bien aún así, y un cinturón de cuchillos arrojadizos que enseguida me puse.
Entonces noté una presencia cerca de mi. Era Edmund.
-Curiosa elección de armas.-comentó.
-Supongo-contesté después de morderme el labio.
Cogí mi hacha y lo lancé hacia un árbol y a continuación lancé un cuchillo arrojadizo.
El hacha colapsó contra una rama y la partió por la mitad haciendo la caer.
Me giré y Edmund estaba muy asombrado mirando a la rama que estaba en el suelo.
-Guau.
-¿Me acompañas a por el hacha?-dije.
-Cl, claro.-me volvió a mirar-¿Te das cuenta de que has hecho tartamudear a dos Reyes en menos de dos horas?
-¿Y eso es algo bueno o malo?-dije mientras me sonrojaba y sonreía tímidamente.
-Mientras que sigas haciendo que Peter tartamudee-paró para mirarme y sonreírme, cosa que me puso más  nerviosa-es algo bueno.
Me reí y baje la mirada. No podía creer que esto estuviese saliendo por lo que parecía medio bien, ya que normalmente soy muy tímida a la hora de conocer a nuevas personas y acabo haciendo el ridículo.
Llegamos a la rama caída y descubrimos mi hacha, que tenía el cuchillo arrojadizo clavado en el centro del mango.
-Espero que no seas una asesina en serie.-dijo Ed mientras se agachaba y cogía mis armas y me las lanzaba.
-No deberías de tener miedo si no eres una codorniz o criatura del bosque comestible.-comenté.
-Por cierto, ¿has logrado hablar con tu manada?
-Si, con mi hermano mayor.-le contesté.
-¿Tienes hermanos?
-Si, dos. Gábriel, que es mi hermano mayor y Nial el pequeño.
-Espero que no sean como los míos, son unos pesados.-dijo alto, y a continuación me guiñó el ojo. Cosa que me hizo ponerme mucho más roja de lo que ya estaba antes.
-Eso es mentira-gritó su hermano mayor que estaba metiendo en el bote unas bolsas que contenían la ropa que Ed y el llevaban cuando nos fueron a salvar -Nos amas.
-¿Tan, mentira como que eres el menos inteligente de la familia?-le contestó Ed.
Las otras hermanas se rieron.
-El bote ya está listo-dijo Trumpkin-subid ya, no deberíamos de perder mucho tiempo.
Nos fuimos hacia el bote y subimos a el.
-Hacia el vado de los conejos.-dijo Trumpkin mientras se sentaba en la parte delantera del bote y cogía un remo.
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Miraz llevaba ya media hora en el estudio del profesor para cuando Cornelius entró.
-Tiene una biblioteca bastante decente, profesor.
-¿Hay algo que este buscando en particular mi lord?
-Creo que ya he encontrado lo que estaba buscando...-dijo Miraz, a continuación sacó la flecha de Susan y la clavó en un libro que había sobre la mesa que estaba abierto en uña ojo que mostraba una ilustración de los reyes y reinas del pasado-...en uno de mis soldados.
Cornelius miró la flecha y luego volvió a mirar a Miraz que había puesto sus pies sobre la mesa.
-¿Qué sabe sobre el cuerno de la reina Susan?
-Se decía que era mágico.-dijo Cornelius que se temía por dónde iban los tiros.
-¿Magia?-Miraz le miró extrañado.
-Los Narnianos creían que tenía el poder de evocará sus reyes y reinas del pasado. Al menos, esa era la creencia.
-¿Y que sabe Caspian de esas creencias?
-Mi Lord, usted me prohibió contarle los cuentos de la antigua Narnia.-dijo Cornelius intentando convencerle.
-Si, eso es lo que hice.
Entonces Cornelius notó la presencia del general Gazelle en la librería.
-Le diré esto, si Caspian tiene conocimientos de la magia antigua, mi Lord tendría una razón para estar nervioso.
-¡Arréstenlo!-ordenó Miraz.
Los guardias agarraron a Cornelius y lo llevaron hacia las mazmorras.
Miraz le hizo una señal al general Gozelle dándole permiso para dejar la biblioteca y el salió encontrándose con Lord Sopespian.
-Primero nuestro principe y luego su tutor, si los miembros de la propia casa de Miraz no están a salvo, quien lo está.-comentó
-Lord Sopespian-gritó Miraz desde la biblioteca.
-Esas son palabras peligrosas Lord Sopespian-contestó el general.
-Pero estos son tiempos peligrosos, general. Uno debería de escoger sus palabras tan conscientemente como m debería escoger a sus amigos.-el Lord le hecho una mirada cómplice al general y entró en la biblioteca.
-¿Cuánto tiempo habrá que esperar hasta que el puente esté acabado?-preguntó Miraz.
-No lo se con seguridad mi Lord, la construcción avanza en un ritmo moderado.
-Eso no es lo suficientemente rápido, necesito que mi armada cruce ese río ya.
-Coge a todos los hombres que necesites para acelerar la construcción. Tenemos que llegar a Caspian antes de que ellos lo hagan.-dijo Miraz mientras se levantaba y cogía la flecha del libro y la observaba.
-¿Ellos?-Lord Sopespian no sabia a lo que se refería Miraz.
-Es hora se que aprenda su historia.-dijo Miraz señalando el libro que había en la mesa.
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Llevábamos ya media hora en el bote cuando Lucy soltó las primeras palabras de todo el viaje.
Nadie había hablado hasta ese momento no por incomodidad si no porque nadie vio la necesidad de romper el confortable silencio en el que el grupo estaba sumido.
-Están tan quietos.-susurró refiriéndose a los árboles.
-Son árboles, ¿que esperabas?-respondió Trumpkin bruscamente.
-Solían bailar.-contestó la pequeña.
-Y lo siguen haciendo,-contesté-Pero solo lo podemos percibir aquellos que mantenemos una gran conexión con él bosque.
-Después de que Narnia fuese invadida por los Telmarinos y los supervivientes se escondiesen en el bosque, los árboles se escondieron tanto en si mismos que es imposible para los humanos y Narnianos corrientes encontrarlos.-hablo Trumpkin.
-No entiendo. ¿Cómo pudo dejar Arslan que pasase todo esto?-preguntó confusa la pequeña.
-Arslan, el nos abandonó después de que vosotros lo hicierais.-contestó el enano.
Entonces noté una mirada puesta en mi miré hacia arriba y descubrí a Edmund observándome. Pero apartó la mirada nada más notar mis ojos sobre los suyos.
-No queríamos irnos ¿sabes?-continuó Peter con la discusión.
A mí no me importaban mucho las discusiones sobre si Arslan y los reyes nos habían abandonado o no ya que  las manadas de licántropos en el pasado fueron más partidarias de Jadis, por lo tanto no nos importaba mucho lo que hiciese o dejase hacer Arslan. De hecho ya a muy pocos de nosotros nos importaba Jadis, ahora nuestro objetivo era sobrevivir a acabar con los Telmarinos, aún que había lobos que todavía estaban muy apegados a las antiguas creencias. Y entonces es cuando caí. Heather, ella creía en Jadis y en una estúpida profecía que decía que uno de los de nuestra manada sería el heredero de la reina del hielo. Entonces me empecé a preocupar. Si Heather se enteraba de que los reyes habían vuelto, intentaría matarlos como decía la profecía.

Falling for you (Edmund Pevensie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora