-¿Ya habéis sacado algo comestible de ese oso?-preguntó Susan cuando sus dos hermanos y yo volvimos con un fardo lleno de carne de oso.
-Si, solo que hay que prepárala.-contesté.
-Eso se hacerlo yo, ahora vete al bosque niña, no tienes buena cara.-dijo Trumkin.
-Si, eso pensaba hacer.-contesté, la herida del oso me estaba dando más guerra de la que esperaba.
-Vale, te llamo cuando lo cocinemos.-dijo el enano.
Asentí y me fui seguida por las miradas de los Pevensie. Al llegar al bosque en seguida me sentí mejor. Me acerqué a un árbol y apoyé mi cabeza en el tronco.
-¿Estas bien?-preguntó Edmund quien debería de haberme seguido dándome un susto de muerte-Uy perdona, solo soy yo.
-No pasa nada.-dije mientras ponía mi mano en mi pecho y respiraba onda mente.
-Entonces, ¿estás bien?-volvió a preguntar él.
-Si, solo que la herida se está cerrando y la energía del bosque y la naturaleza hace que vaya más rápido.
-¿El bosque te da como súper poderes?-preguntó el asombrado-Acabo de sonar como el yo de hace 4 años.
-Algo así.-contesté mientras reía-pero es mucho más que eso, es como que nos da vida, nos hace más fuertes, nos ayuda a comunicarnos y muchas cosas. Es algo difícil de explicar, pero digamos que para un lobo es muy difícil vivir sin un bosque cerca, sobre todo en nuestra forma lobuna.
-Vaya, entonces no podrías vivir en Finchley.-dijo el soñando decepcionado.
-¿Finchley?-dije extrañada-¿Qué es Finchley?
-Es la ciudad en la que vivo, está en Inglaterra.
-¿Es tú otro reino, dónde vas cuando no estás aquí?
-Mmm se podrá decir así.
-¿Y también eres un rey allí?-dije y después me tragué el nudo que se estaba formando en mi garganta y mientras miraba mis pies pregunté-¿Con todo lo que tienen los reyes, un castillo, pretendientas etcétera?
-No no,-dijo Edmund mientras miraba al cielo y se mordía el labio-solo soy un chico normal, sin Palacios ni coronas. Y mucho menos pretendientas.-dijo mientras soltaba una risita nerviosa y sacudía su pelo.
-Me sorprende que no las tengas.-dije sin darme cuenta en alto, con lo que me puse roja como un tomate.
-¿Ah si?-preguntó el mientras se mordía el labio y me miraba.
-Si, digo, cualquier chica estaría dispuesta a casarse con un rey,-empecé a decir rápidamente para intentar enmendar lo que antes había dicho-y tú lo eres.
-Tampoco lo saben, no lo voy diciendo por ahí. Y digamos que las chicas de Finchley no saben apreciar lo bueno.-dijo mientras sonreía de lado y subía la cejas.
-¿Te han dicho alguna vez que tienes el ego muy grande?-dije algo vacilante.
-Normalmente la gente conoce a mi hermano antes, así que no se suelen sorprender.-contestó él.
-¿Te llevas bien con tu hermano?-dijé.
-Si, de pequeños no tanto pero ahora si, aunque a veces parece que el pequeño es el y no yo.-contestó pareciendo algo triste de repente y suspirando.
-¿Pues?
-Haces muchas preguntas-dijo él mientras me miraba, cosa que hizo que me pusiese roja otra vez-Tranquila, no pasa nada, solo que a mi tambiéni me gustaría saber sobre ti.
Eso más que tranquilizarme me puso más nerviosa todavía, nadie nunca había querido saber sobre mi antes, y mucho menos un chico como Edmund.
-¡Majestad! ¡Lena!-gritó de repente Trumpkin-Ya hemos hecho el oso-dijo y entonces se paró mira dinos con una cara supersticiosa-¿Debería de dejaros solos?
-No-gritamos los dos al unísono, cosa que hizo que Trumpkin nos mirara más extrañado que antes.
-Em Vale? Venid rápido que se enfría.
-Yo comeré de lo que ha sobrado en el cuerpo.
-¿Estas segura? ¿No debe de sentar eso un poco mal así todo crudo?
-No, de hecho para un lobo está mejor así y si como de lo otro os quedáis sin comida los demás.-contesté mientras notaba la mirada de Edmund puesta en mi.
-Vale, haz lo que quieras.
Me convertí en lobo y corriendo fui hacia el cuerpo del oso mientras ahuyentaba a unos cuervos que había por el camino intentado conseguir algo de carne. Estaba hambrienta después de la pelea, así que me puse a comer del cuerpo del oso. Desgarrando con mis afilados colmillos tendones, piel...
Cuando ya llevaba un rato comiendo noté una presencia detrás de mi, no necesité gírame para saber quién era. Su olor era muy fuerte y muy característico, una mezcla entre frambuesas, olor humano y esa esencia que jamas había olido que tenían todos los Pevensie. Me giré y la miré con mis enormes ojos azules, al ser más grande que un lobo normal mi miraba quedaba a la par que la suya prácticamente.
-No se si me entiendes-empezó a decir- pero muchas gracias por haberme salvado antes.
Su mirada sincera y su sonrisa me hicieron acercarme a ella y lamí su mejilla haciéndole una muestra de mi afecto. Ella reaccionó riéndose. Entonces extendió sus brazos y empezó a acariciar mi suave pelo blanco.
Un sentimiento de placer recorrió mi cuerpo canino y me tumbé haciendo así que ella se sentara apilada en mi cuerpo y siguiera rascándome. Apoyé mi cabeza en el suelo y se estaba tan a gusto que a veces pequeños gruñidos salían de mi boca.
-¡Chicas!-Nos gritó Trumpkin después de un rato-Pronto nos vamos a tener que ir así que estaría bien que empezaseis a prepararos.
Decidí volver a transformarme.
-Tiene que molar mucho ser una criatura como tú.-dijo Lucy sonriendo tímidamente.
-Si, tiene sus beneficios Majestad.-dije yo, pero ante eso último Lucy frunció el ceño.
-¿No te gusta que te llamen Majestad?-pregunté divertida por ello.
-No, mejor Lucy.-dijo ella riéndose-Majestad suena a señora mayor.
-Pues así será Lucy.
-¿Tu puedes decirle algo a los arboles?-dijo entonces mientras se rascaba la cabeza.
-Más o menos.-y con esa respuesta la sonrisa que ya de antes adornaba la cara de Lucy se ensanchó.
-Diles por favor que bailen otra vez y que los Narnianos les echamos de menos.
-Creo que se pondrán contentos al oír eso.-dije yo sonriéndole.
-Eso espero.
Entonces Susan vino y se acercó a nosotras.
-Ya tenemos preparado el bote.-dijo señalando el bote.
-¿Vamos?-le pregunté a Lucy y ella asintió.
Me levanté y le tendí la mano a Lucy para ayudarla a levantarse, pero justo en ese momento mi fuerza sobrenatural salió de la nada y casi mandé a Lucy al río volando.
-Perdón, a veces mis sentidos lobunos salen de la nada.-dije preocupada.
Las dos hermanas rieron y se encaminaron al bote.
Entonces noté el presentimiento de que alguien me estaba mirando me giré abruptamente, descubriendo los ojos color chocolate de Edmund puestos en mi. El me sonrió y volvió su mirada al suelo.
Y en ese momento volvieron a pasar por mi mente las palabras que antes habían salido por su boca "a mi también me gustaría saber sobre ti".
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Falling for you (Edmund Pevensie)
FanfictionLos Pevensie vuelven a su amada Narnia después de muchos años para encontrarla sumida en un caos permanente. Necesitarán la ayuda de un enano y una misteriosa chica de ojos azules como el hielo para ayudar a liberar a los Narnianos. Pero, ¿que pasa...