IV.- Pedazos.

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Sousuke:

Estrechó la mano ajena. El que se animara a tocarlo le brindaba cierta tranquilidad. Pasaba el tiempo preguntándose si acaso Haruka no le tenía miedo o si sentía repulsión hacia él... Después de todo, estaba muerto, era un cadáver andante.

Apresuró el paso, no debían estar ahí al amanecer o no podrían volver. Además de que su cuerpo se quedaría en el estado en que debía ser y ya no podría moverse o hablar. El acceso a su mundo estaba cerca, pero antes de entrar se detuvo un segundo a cortar una rama gruesa de aquel árbol.

-Quiero tener un recuerdo de este lugar...- le explicó. -Un recuerdo de cuando nos conocimos...

Rin, a una prudente distancia, no podía reconocer quién era ese sujeto que llevaba de la mano a su prometido. Aunque su corazón de estrujaba ansioso, creía que era por el desazón que le provocaba semejante imagen. Y apenas se detuvo un segundo, tratando de recuperar el aliento, cuando los perdió de vista. Maldijo y golpeó todo lo que tenía a su alcance... Pero aguardaría ahí, lo que fuera necesario. Tenían que volver a aparecer y entonces lucharía por recuperar a Haruka.

Mientras tanto, Sousuke guiaba a su esposo por las calles de su mundo. Feliz por el resultado de aquella pequeña incursión a la tierra de los vivos. Todo había salido mejor que bien. Sin embargo... Reconocía que Haruka no se encontraba en un estado similar al suyo, así que se detuvo de pronto... Frente a una banca en la cima de una colina. Desde donde se apreciaba todo a los alrededores.

-¿Quieres decirme qué sucedió allí arriba?

Haruka:

Su silencio se mantuvo durante todo el camino.

Se limitaba solamente a seguir sus pasos y mirarlo, sin quejarse ni mencionar nada.

Y es que, aunque aquel gesto suyo de haberlo consolado, incluyendo el detalle de tomar una rama de aquel árbol, le habían calmado... Seguía sin sacarse de la cabeza a sus padres.

Le costaba trabajo imaginarlos preocupados de forma honesta, de sólo quererlo de vuelta porque lo extrañaban y lo querían, no solamente porque era su herramienta para subir un escalón más en la alta sociedad.

Y le daba miedo averiguarlo.

No se había dado cuenta de la colina en donde estaban hasta que Sousuke le habló, y se reprendió mentalmente por perderse en sus pensamientos.

Le miró sólo unos segundos, y tuvo que desviar el rostro.

-Sólo... vi a mis padres, es todo -respondió, y se sentó en la banca, dando un suspiro -Es una bella vista -añadió, señalando el paisaje con un gesto de su cabeza.

No quería preocuparlo. No ahora que ya lo veía más animado.

Sousuke:

No le gustaba verlo de esa manera... Y no sabía cómo mejorar ese humor. Más su boca empezó a moverse por su propia cuenta, lo notó al escuchar su propia voz contando una historia que se suponía que nadie debía saber...

-Crecí igual que tú...- empezó a narrar. -Limitado, condicionado y sin libertad alguna de hacer, decir o pensar. Es así la vida de un noble, no hay mucho que hacer...-se encogió de hombros y sonrió sin muchas ganas. Respiró profundo y continuó. -Pero no me preocupaba, conocí a una persona que maravilló todos y cada uno de mis sentidos. Aún era muy pequeño y no comprendía del todo lo que pasaba en mí, pero sabía que no podía estar muy lejos de él. Crecimos juntos, cada vez más cerca y más seguros de lo que sentíamos...- sus ojos se fueron a la vista del mundo al que pertenecía, recordar dolía.

Hasta que la muerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora