V.- Sacrificio.

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Sousuke:

Y el mundo que apenas construía, siguiendo las notas de su canción, se vino abajo.

¿Qué no estaban casados?

Su mente empezó a revolucionar.

No hubo nadie que oficiara la ceremonia, es más, no hubo ceremonia alguna. No hubo votos. Compromiso. No tenía nada más que un anillo que cayó directamente a su cara... Sus ojos se fueron a su mano izquierda, ahí resplandecía la joya que él mismo se colocó.

Y si no había matrimonio... Haruka no tenía nada que lo retuviera en la tierra de los muertos. Emily se apresuró a llegar junto a su joven amo, preocupada.

-¿No puedo hacer nada?- preguntó con voz rota, retirando de su dedo la sortija sin dejar de mirarla. -¿Debo volver a vagar sin posibilidad de encontrar mi paz?

Levantó la mirada, apenas un segundo y caminó lentamente hasta aquel joven humano de cabellos negros y ojos azules.

-Joven amo... Algo podremos hacer...

Pero Sousuke no escuchó. Su atención la tenía alguien más. Y con miedo articuló la pregunta que no creyó que tendría que hacer

-Haruka... ¿Te irás?

Haruka:

Era demasiado.

Saber que él era la llave para que Sousuke se quedara ahí... para que descansara y tuviera paz... era demasiado para él.

Recién había aceptado su vida en aquel lugar, ¿y ahora resultaba que sin él Sousuke sufriría para siempre?

Sintió un vacío en el pecho. La calidez que se había instalado ahora era un frío hielo.

Sus ojos no pudieron soportar la tristeza en la mirada de Sousuke, y la bajó hacia el anillo que resplandecía en su mano.

¿Qué se suponía que hiciera?

Las lágrimas se agolparon en su rostro.

-No lo sé -admitió en voz baja, resistiendo al nudo en su garganta -¿Qué se supone que haga si no hay otra opción? -quiso saber.

No se le ocurría un modo de ayudarlo, y se sentía frustrado por ello.

La idea de que fuera a terminar perdido por su culpa le rompía el corazón.

Sousuke:

Tomó la mano derecha de Haruka y sobre la palma depositó el anillo. Junto con una ligera caricia.

-Aquí, gracias a ti, encontré mi libertad... Pero fui egoísta y no voy a limitar la tuya... Quiero que también seas libre...- soltó un suspiro y sin darle tiempo a responder, pegó media vuelta y caminó fuera de la cocina. -Decide por ti, Haruka... Yo estaré bien.

Después de un largo camino, en esa casa antes cálida, por los pasillos sólo pudo resonar el frío golpe de la puerta cerrarse. El joven amo de aquel lugar necesitaba estar solo... Asumir su fatal destino y resignarse.

Él había tomado las decisiones que lo tenían ahí. Él era el único responsable... Nadie más. Y no podía condenar a ningún inocente por las culpas que cargaba en su espalda.

-Ojala pudiera dormir...- murmuró al tirarse en su cama, conteniendo las pocas lágrimas que aún le quedaban.

Haruka:

Las lágrimas ya no pudieron detenerse.

¿Por qué se sentía así? Tan vacío y culpable... tan... mal...

Hasta que la muerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora