Chica Clandestina

INSTITUTO

Ha acabado el verano, y hoy es mi primer día de clase. – menudo peñazo – Me despierto malhumorada, nada raro en mí, pero hoy lo estoy más de lo normal, odio ir al instituto, la gente es muy pesada y plasta.

El despertador suena a las 6 a.m. y como no puedo apagarlo acabo estampándolo contra la pared, me levanto, me ducho y me cambio de ropa; me pongo unos shorts vaqueros, junto con un top negro no muy ajustado, me ato a la cintura una camisa de cuadros negros y blancos y me pongo unas converse rojas.

Luego bajo a desayunar, me preparo unos huevos con bacon y me sirvo jugo de manzana, mientras desayuno veo la televisión, al acabar voy a mi habitación y preparo mi material de clase.

Cuando lo tengo todo voy al garaje, subo a mi Chevrolet Silverado y salgo camino a la cárcel de adolescentes, llego y aparco el coche, me dirijo hacía el recinto cuando me cruzo con Stefany y su grupo de perras falderas. – lo que faltaba – Suspiro y espero a que comience a dar la lata, como hace siempre que me ve.

- ¡Chicas! ¿Miren quién está aquí? Pero si es la nerd – dice cuando me ve. Si, sé que estáis flipando, supongo que cuando he dicho que me molestaba os habéis preguntado por qué. Bueno os explico: Aunque en la calle soy temida, en el instituto me hago pasar por la nerd, es una buena tapadera para pasar desapercibida. – Oye, ¿Cómo te llamabas? No suelo recordar el nombre de los nerds – decido ignorarla, no sirve de nada meterse en barullos con personas simples como ella, sigo caminando tranquilamente hacía el recinto sin darle más importancia.

Ella me agarra del brazo y me voltea para que la mire – Te he preguntado una cosa, te ordeno que me contestes – me dice con tono amenazador – como si me fuera a asustar con ella, peores personas me han amenazado –

- Escúchame zorra con tetas de silicona, yo no soy una de tus putitas falderas a las que puedas manipular y controlar a tu antojo, así que vete a dar por el culo a otra persona – le digo tranquilamente, luego me zafo de su agarre y sigo mi camino, cuando estoy un poco apartada me volteo – Por cierto, mi nombre es Kanara, Kanara Smith – vuelvo a voltearme con una sonrisa victoriosa en la cara.

Entro dentro del edificio y dejo mis cosas en el casillero, agarro el material para las materias y entro en el aula, toca Filosofía, una de mis asignaturas favoritas, como estoy en el curso avanzado, no nos hacen la típica presentación que se suele hacer después del verano. Las clases pasan rápido, y en un abrir y cerrar de ojos ya es la hora de volver a casa.

Me dirijo a la cafetería para buscar a Mary, mi mejor amiga en este infierno, entro y en cuanto me ve corre hacía mi como si llevara años sin verme

- ¡KANARAAAA! – grita mientras se lanza a mis brazos haciendo que me tambalee.

- Hola Mary, ¿Qué tal estás? – digo mientras correspondo a su enorme abrazo

- Genial, tengo tantas cosas que contarte...He conocido a un chico guapísimo, es súper simpático, además de dulce y amable, y creo que le gusto – dice tan enérgica como siempre mientras da saltitos de alegría.

- ¿Y cómo se llama ese chico? – dice una voz masculina detrás de nosotras, a Mary se le iluminan los ojos y se voltea para ver a Francis, nuestro mejor amigo, se lanza a sus brazos de la misma manera que hizo conmigo. – Hola enana – le saluda el mientras le corresponde y le revuelve el pelo – Hola Kanara ¿Qué tal? – dice mientras chocamos los puños

- Bien, ¿y tú? – le digo

- Igual – dice el divertido – Y bueno... ¿Qué tal les fue el verano a mis princesas? –

- Genial – dice Mary – Fui a Tailandia, es precioso, llevo prácticamente todo el verano allí, es un lugar precioso, lo amé –

- Que guay – dice Francis - ¿Y tú Kanara? – pregunta. No les puedo decir la verdad, pues perdería a mis únicos y mejores amigos de este infierno, así que miento – Fui a Venecia a visitar a unos amigos – digo. Bueno técnicamente no miento del todo, solo cambio la realidad, estuve en Venecia, pero no visitando a unos amigos exactamente, tenía el encargo de cargarme a ciertas personas allí.

- Mola – dicen los dos al unísono – Oye – dice Francis - ¿Qué les parece si vamos a dar un paseo y a tomar un helado al parque antes de volver a casa? – a Mary y a mí se nos iluminan los ojos, las dos adoramos el helado.

- ¡Claro! Vamos – decimos las dos al unísono, salimos de la cárcel de adolescentes.

Vamos al parque de enfrente y nos dirigimos hacía el puesto de helados – Buenos días, chicos, ¿Qué van a querer? – nos pregunta el chico

- Un helado de chocolate por favor – dice Francis – Yo uno de fresa – dice Mary – Y a mi ponme uno de mentalimon porfa – digo, el chico nos sirve los helados – Yo invito – dice Francis – Que caballeroso –

- Gracias – decimos Mary y yo, agarramos nuestros helados y vamos a sentarnos a un banco frente a la fuente, nos la pasamos hablando sobre trivialidades y nuestro verano, y se nos pasa el tiempo. – Tengo que irme, es tarde y mis padres se van a enojar si me tardo más en llegar – dice Mary.

- Pues vamos, yo también tengo que llegar a casa – dice Francis, salimos del parque y nos despedimos, luego cada uno se va por un lado diferente.