Isaac Lahey

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Danza con el ritmo de la música

Era muy consciente de que tenía un trabajo que hacer, y que disfrutar de la fiesta, de Isaac y de la música no eran parte del plan. Se suponía que, junto con sus amigos, se encontraban en una especie de enemistad con la manada de Derek, pero ninguno de ellos conocían bien el tipo de relación que tenía con el joven de cabellos dorados.

Del grupo de perdedores que formaba con Scott y Stiles, la más invisible y aburrida era ella (al menos era lo que Jackson Whittemore se encargaba de recordarle), pero aquello no impedía que pudiera experimentar y viviera como la simple humana que era, por lo que inevitablemente se había sentido atraída por Lahey. Quizás fue el hecho de que el joven la buscaba para los trabajos de clase o solo fue que se identificaban mutuamente al ser los chicos raros de la escuela, pero habían formado un vínculo. Al menos, todo esto antes de la mordida, dónde las cosas se salieron un poco de control, pero los sentimientos de la muchacha siguieron intactos.

Ella cambio, Isaac cambio. Quizás la transformación les dio un poco de valor respectivamente, o simplemente se dieron cuenta de que el tiempo corría pero las acciones eran necesarias, por lo que en un acuerdo mutuo, comenzaron a compartir besos ilícitos y caricias a escondidas del resto del mundo, aún por abajo de la guerra que llevaban en su vida sobrenatural, el vínculo que tenían parecía ser fuerte. No hubieron palabras ni promesas, pero no parecía que necesitaran confirmar que eran algo más.

Y la joven, aprovechando que su tarea era entretener y distraer a Isaac, se aprovechó para danzar con él toda la noche, bajo el suave manto de la música que bombeaba en sus corazones. Sonrió feliz de que su coartada fuera impecable, aunque estaba segura de que Stiles la interrogaría después, al menos podría estar con la persona que quería a la vista de todos por una vez.

En un momento de desbordante atracción, las hoscas manos de el contrario se arrastraron hasta aferrar su cintura, mientras se acercaba tanto a su rostro que podía sentir su aliento rozandole las mejillas. Dejándose llevar, se colgó de sus hombros y, sin apartar la conexión visual, saboreó sus labios, dando a entender qué es lo que quería. Isaac no dejó pasar esa acción, porque rompió el contacto visual para posar la visión en su boca, con la respiración un poco agitada.

Por un momento olvidó su misión, la guerra, los cazadores y lo sobrenatural. Isaac por fin estaba rozando la piel de sus labios contra los contrarios, dejándola completamente ansiosa.

El joven desvío la mirada bruscamente.

La había soltado para encaminarse al extraño ritual de baile que Jackson/kamima llevaba con Erika, la nueva beta de Derek, para que, sin pudor alguno, comenzará a unirse a aquel par entre besos y toqueteos para nada discretos.

Bufó indignada y humillada, sin poder decir realmente nada porque no eran precisamente algo que reclamar o a dónde pertenecer, por lo que impotente se fue de aquella dolorosa escena.

🌕

—Stiles, aléjate de él—ordenó irritada.

Quizás fue el que su amigo insistiera en hacer cosas estúpidas, o el hecho de que estaba encerrada en una incómoda situación con sus compañeros de clase, pero no tenía paciencia para nada por el momento.

Su amigo ignoró lo dicho y continuó analizando al kanima de cerca. Ella, muy nerviosa, se le acercó, segura de que algo malo podría pasar y alcanzo a mover a Stiles por el hombro, justo a tiempo para evitar que Jackson le arrancara algo con sus garras, tirando de él hasta pegarse con la pared lo más que podían, casi fundiéndose con el material. En un acuerdo silencioso, Isaac, Erika, Stiles y ella acordaron escapar del lugar antes de que algo malo pasara.

No había puesto un pie fuera y lo sintió. No sabía explicar aquella sensación, pero sabía que Scott estaba en problemas y necesitaba de su ayuda. Recordaba vagamente a Derek explicando la relación entre alfa y beta, aunque le parecía lo más lógico ante tal sensación, no comprendía cómo sucedía eso, puesto que su amigo tenía los ojos tan dorados como los de ella.

Pero no le dio más vueltas al asunto, porque era insistente la sensación del peligro inminente, por lo que batallo bastante en convencer a Stiles de que rompiera la barrera de cenizas, porque-como era lógico-el pelinegro no experimentaba los mismos sentidos lobunos que ella.

Gracias a algún dios, Derek y su comandante actitud apareció para terminar de convencer a Stilinski, quién a regañadientes termino por ceder. No lo pensó dos veces, por mero instinto salió disparada incluso más rápido de lo que un alfa habría hecho, ya que Hale le pisaba los talones pero no lograba arrebasarla.

En algún punto cuando se encontró a si misma tumbando abajo la puerta que la separaba de Scott, una alarma sonó en su mente, diciendo que quizás debería ir con más precaución, pero al ver a su amigo tumbado, se olvidó de todo lo demás y se dejó ir sobre él para atenderlo. Fue muy tarde cuando se dio cuenta de que había algo en el ambiente que la debilitaba, incluso su vista y su vitalidad de humana se iba, mucho menos podría alcanzar la fuerza de una mujer lobo.

Aún así, con la urgencia de atenderlo, lo hizo ponerse de pie y cargó con la mitad de su peso para obligarlo a salir de aquel cuarto asesino. Scott intentó decir algo, pero por su boca solo salían balbuceos y no fue hasta que un dolor punzante le atravesó las costillas, que advirtió que el moreno buscaba avisarle que no estaban solos ni fuera de peligro.

Gritó, no le importó, le dolía como el infierno, pero se aferró más al cuerpo contrario y a la idea de seguir adelante. Alcanzo a percibir a la madre de Allison, quién con los ojos casi desorbitados y una expresión que daba a entender que estaba fuera de sus cabales, se abalanzó contra ella para darle un golpe certero y duro.

Empujó a su amigo fuera del peligro y después no supo más de si misma.

🌕

Despertó con la respiración agitada, dispuesta a luchar si era necesario, pero pronto descubrió las paredes de su familiar recámara y la luz cálida de la mesita de noche. Se dio el tiempo de suspirar más tranquila de estar a salvo.

Registro su situación y los lugares donde antes había sido herida para descubrir que ya había sanado, probablemente su madre le había ayudado a sus amigos, puesto que al saber de su condición de mujer lobo, había sido una pieza clave para solucionar muchos problemas.

Quiso llevarse las manos al rostro para frotarlo en frustración, pero una cálida presencia se aferraba a su mano derecha como si el cuidado de sus sueños y pesadilla dependiera de ella. Al voltear a ver, Isaac dormía totalmente encorvado, sentado en la silla de su escritorio y hacía pucheros mientras respiraba tranquilo.

La joven volvió a suspirar mientras se dedicaba a detallar sus pasivas facciones y, con un poco de duda, decidió acariciar sus rizos con cariño.

Imaginó que tendrían una sería plática una vez el muchacho despertara, mientras tanto disfrutaría de su compañía.

ONE SHOTS (TEEN WOLF)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora