Capítulo 4

21 5 5
                                    

Me encontraba sentado alado de la abuela de Pete. Ella llevaba un vestido negro, sus tacones del mismo color que su vestido y en su cabeza llevaba un velo de duelo. Yo portaba mi mejor traje, estaba todo de negro. El terno me quedaba un poco apretado ya que no lo había usado desde hace un año. Nunca creí necesitarlo.

—Hermanos, estamos presentes aquí para rendir un homenaje al recién difunto, Peter Derry. Ahora, digan conmigo...—el sacerdote empezó con su ritual, pero yo dejé de prestar atención. No es que no sea creyente, es más creo en Dios, pero estaba tan conmocionado que me perdía fácilmente.

Yamile, la abuela de Pete, estaba llorando ininterrumpidamente. Yo había soltado una que otra lágrima, pero he llorado tanto durante estos días que ya no me han quedado más reservas. Tomé la mano arrugada de Yamile, y la apreté tratando de transmitirle un poco de consuelo.  Me miró con esa mirada de madre, con esa mirada que te transmite un amor infinito.

—Él te amaba. —dijo sorbiendo la nariz— Quería proponerte matrimonio.

—Y sí que lo hizo, —le enseñé el anillo dorado. Conservaba unas pequeñas manchas ya secas de sangre.

Flashback

Tomó mi mano y colocó en anillo en mi dedo anular.—Yo t-te acepto, Christopher, como m-mi único amor en vida, como m-mi esposo. Prome-meto cuidarte y protegerte desde el más allá.

Fin del Flashback

El tormento de la noche pasada volvió. Volví a llorar. Recuerdo haber visto el cuerpo en la morgue de Pete. Estaba blanco, frío, sin vida. En su pecho tenía coseduras de la reciente autopsia. Sus párpados estaban cerrados, y sus labios estas morados.

—Me alegra bastante, —me dijo la señora— Sabes, él me consultaba todo lo que tenía que hacer contigo. Ese anillo, era mío. Desde que mi esposo murió, lo guardé en una caja hasta que Pete encuentré a su chica. Pero lo mejor de todo, fue cuando se enamoró de ti. Dijo que te conoció en el Circo. No me lo esperaba, pero Pete siempre fue Pete. Cuida el anillo, protégelo mucho.

—Sí señora, lo protegeré con mi vida.—respondí decidido.

—Una cosa más tesoro.—la señora me miró fijamente, con la mirada de amor infinito.— No tengas miedo a volver a enamorte. No creas que así destruyes la memoria de Pete. Enamórate, vive tu vida. Lo que Pete me solía decir era: "Abuela, yo quiero que Chris sea feliz. Quiero que le digas, en caso de que me sucediera algo, que sea feliz."

Me quedé seco ante el revelaniento de Yamile.

—Así que hijo, no tengas miedo de enamorarte, te lo digo como consejo de vida.—la señora se levantó y se dirigió a la procesión que se empezó a realizar en dirección al hueco en el cual insertarán el cuerpo en el ataúd de Pete.

No me dí cuenta de como el tiempo pasó. Me levanté de mi silla e hice lo mismo que Yamile. Durante el camino, todo fue en silencio. Cada uno se supone que rezaba por su cuenta. Pasamos por tantas tumbas, cuanta gente muerta, cuantos cuerpos enterrados.

—Oye, ¿te encuentras bies Chris? —preguntó Kaya. Llevaba un vestido que le ceñia mucho el cuerpo. Su pelo estaba suelto y rizado en las puntas.

—Creo que sí—respondí sin animos.

—Tranquilo,—me dió un abrazo— todo va a pasar.

—Eso espero. —volví a responder como si fuera un zombie.

En cuanto llegamos al lugar de entierro, el sacerdote pidió que alguien diga unas palabras. Yo me ofrecí. El sacerdote me acercó un micrófono. Estaba nervioso, sí, pero respiré hondo y empecé con mi improvisado discurso.

—¿Hola? —probé el micrófono— Buenas tardes, mi nombre es Christopher. Quería decir algunas palabras. —todo el grupo me regresó a verme con sus ojos expectantes.

—Bueno, Peter Derry fue una grandiosa persona. Era buena persona, ayudaba a los ancianos, a los perros e incluso a los necesitados. Peter era un gran profesional, no hay como negarlo, en el trapecio. Era el mejor trapecista que yo he conocido. Nunca ví en mi vida a alguien tan bueno como Peter. A pesar de el odio de sus padres a él por ser homosexual, siguió adelante. Nunca se rindió. Y aún así, llegó tan lejos que es sus últimas horas de vida me avisó que fue aceptado para el Circo Francés. —todos mostraron caras de sorpresa— Además, tuvo muchas oportunidades de salir de aquí, de ser alguien más. Aún así, no las aceptó. No importó nada, no quería salir de aquí. Decía que aquí estaba su familia, que aquí era su ciudad. Que aquí estaba a quien más amaba. Y sí, el sí amó a alguien. Hasta le propuso matrimonio. Lo amó tanto que al último momento, al ver que se estaba quedando sin tiempo, se lo propuso. —Miré a Yamile y ví como asentía, dándome apoyo. Me armé de valor, y levanté mi mano derecha. Mostré el dorso de ella, en el cual esta el anillo. Toda la gente dejó escapar gritos de sopresa y de indignación. Acabo de salir del closet. Mis padres, quienes estaban presentes, casí les da un infarto.— A él y a mí, nos importaba mucho lo que otras personas pensaran, pero por eso, no disfrutamos de nuestro amor. Y aún ahora, con Pete muerto, lo sigo amando. Se qué les va a parecer algo asquiento para algunos, pero si lo  hubieran apoyado, sin importar su orintación, esto no fuera una sorpresa. Pues, los que van a empezar con sus cometarios homofóbos, les invito a que se callen y se jodan. A los otros, que simpre va a haber unos cuantos que nos apoyen, los quiero mucho.

Muchas personas aplaudieron, mientras otras solo me miraban con repugnancia. Pero, es ese momento me dí cuenta de lo que hice.

—¡Tú! No puede ser que me saliste maricón —dijo mi padre mienttas se acercaba a mi. Estaba furioso. Mi madre venía por detrás de él. Ella se veía preocupada. —Ahora vas a ver lo que es ser un hombre, maldito marica fresa.

No caeré otra vez, Cupido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora