Capítulo 9

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El ambiente estaba lleno de luces, euforia, lujuria, en pocas, todo lo que las fiestas de adolescentes tienen. Me sentí nervioso ante todo, que sin querer me acerqué mucho a Dani. Ví rostros familiares, algunos ex-compañeros, pero dudo que me recordaran.

—Voy por una bebida —le dije dándome cuenta de la sed que tenía.

—¿Vas a empezar tan rápido? —reímos— está bien, búscame luego en la pista de baile.

Se fue con un gesto que parecía una sonrisa con guiño. Me emocioné, pero la reprimí inmediatamente. Me dirigí a la barra de bebidas –ni yo creía que en una casa hubiera una barra de bebidas, pero que más da– tomé algo que parecía cerveza. Algunas cosas nunca cambian.

—Hola Chrisy —la voz me dejó helado— ¿me recuerdas?

—Zack...—susurré girando a verlo.

Flashback

Caminaba por los pasillos dd la escuela tratando de pasar despercibido para Zack, un chico hermoso sí, cabello castaño y piel bronceada con ojos azules. Lamentablemente era una mierda de persona. Le gustaba hacerme sufrir. Fue una de las razones por la cual empecé a entrenar artes marciales.

—Hola Chrisy —dijo a mi oreja, provocando un recorrido eléctrico en mi cuerpo— ¿el marica quiere jugar?

Mordió mi oreja para luego seguir ahora de pie en mi frente.

—Ah, ¿el marica se empalmó?

—Deja de molestarme, solo por ser un año mayor no te da ese derecho.

Un golpe en mi barriga me desconcentró tirándome al piso.

—Aléjate de mí—le advertí— no vas a abusar otra vez.

—No te haré nada —rió y se acercó a mí— quisiera arreglar todo contigo.

Estaba muy pegado a mí. Empezó a besar mi cuello, tomó mi mano y la dirigió hacia su entrepierna. Pude sentir algo que crecía.

—Déjalo Zack —André se asomó y tomándome de la mano me sacó del momento incómodo.

—Gracias —fue lo único que salió de mí.

—No te preocupes Chris. Fui un estúpido, perdóname.

—Esta bien André. —le repliqué.

—¿Te parece si bailamos un rato? —sugirió el mayor. Estaba indeciso, Dani no se asomaba y necesito divertirme.

—Vale, pero solo un rato. —me condujo a través de la multitud de la mano hasta la pista. La música inundaba mis oídos, y creo que los de André estaban igual. Bailábamos durante muchas canciones, estaba emocionado porque muchas canciones que sonaban eran parte de mi lista de favoritos, así que no paraba de cantar, bailar y saltar.

Estaba muy cansado. Y también sediento. Me alejé de André sin que me vea y fui directo a la barra de bebidas, estaban servidos muchos vasos plásticos con diferentes contenidos. Inspeccioné algunos, aunque no quería alcohol. Tal vez cola o agua.

No caeré otra vez, Cupido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora