Let It Be

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Las nubes habían resbalado del cielo y las calles yacían sumergidas bajo una laguna de neblina ardiente que hacía sudar los termómetros en las paredes. A medio día, partí rumbo al estudio para la grabación de Let it Be con el bajo eléctrico en mis manos.

Cerré la puerta del estudio detrás de mí mientras entornaba la mirada hacia la figura que hacía sufrir mi estómago de nerviosismo y frustración. Y no, esta vez no era John, sino Yoko.

-Mierda... -musité y en voz alta dije-: Buenos días.

-Buenos días. -saludaron Ringo y George al unísono, sonando uno más alegre que el otro. Ringo se encontraba revisando su batería, George fumando y John y Yoko teniendo una conversación bastante importante a mi parecer, ya que ni me saludaron porque no se percataron de que había llegado. Presté mi atención a George, esta vez no sabía cómo evitar que fumara esos cigarrillos.

-George, no está bien que fumes tanto. -aduje.

-De algo tendremos que morir. -dijo dándole una calada mientras se encogía de hombros. "Típica respuesta que se suele dar."

-¿Enserio George? ¿Crees que vas a decir eso cuando estés en la camilla del hospital muriendote? No, claro que no. Pero tampoco dejarías los cigarrillos porque darías por hecho que vas a morir, mientras tú esposa y tu hijo, y sobretodo, nosotros, nos estaremos lamentando por ti cada día en ese maldito hospital. -suspiré- Estoy cansado...-parecí haber dejado a Harrison sin palabras, sin embargo, se limitó a contestar-: Está bien. Si no te gusta, no fumaré mientras tú estés presente. -dicho eso apagó el cigarro en el cenicero.

-Gracias. -"El tabaco no fumado durante estos días podría salvarle la vida." Eso es lo que pensé al principio.

Quizás la muerte de John causó que George fumara como un loco provocandole el cáncer. Si lograra salvar a John, también podría lograr su salvación.

Me dirigí hacia John y Yoko para saludarles.

-Buenos días. -al escucharme, dejaron la conversación a medias para poderme contestar.

-Buenos días, McCa. -dijo John para después, volver a entornar la mirada hacia Yoko.

-Buenos días. -saludó Yoko con su airosa y débil voz.

John... Si supieras que ese amor te conducirá a la muerte...

-¡Comencemos! -ordenó George Martin y cada uno, nos pusimos a nuestros puestos, yo entre medio de Ringo y George, y John y Yoko al frente. La película, Let it Be, trataba de filmarnos mientras ensayamos y grabamos canciones de este mismo álbum.

No solo John había cambiado, lo habíamos hecho todos, y a veces, las cosas no iban como cada uno quería y no nos poníamos de acuerdo. Y admito que a veces, exigía demasiado al grupo.

-Haré todo lo que me pidas. Si quieres que lo haga así, lo haré. Si quieres que deje de tocar, lo haré, y si quieres que me vaya, lo haré. -me decía Georgie. Otras veces, solía hablarle a John del pasado.

-Toca la canción de antes. -me dijo el productor.

-¿9-0-9? -pregunté. Se le escapó una risa a John.

-Sí, esa.

-¿Recuerdas John? -asintió.

-Solíamos cantarla al llegar de la escuela. Tocábamos muchas canciones pero la mayoria no las grababamos. -siempre fuí bastante nostálgico.

-Si, es cierto. -afirmó sonriente.

Y otras veces, parecía que John y yo éramos los únicos que disfrutabamos de la música. Pero no os preocupeis, Ringo y George también lo hacían, sobretodo cuando componían juntos con el piano y la guitarra. Se les veía tan felices juntos...

-Hazlo así Richie.

-¿Así? -Ringo tocaba las teclas del piano.

-Perfecto. -George no podía esconder la sonrisa cuando estaba con Ringo. Lo mismo que me pasaba a mi con John. Cada vez que tocábamos todos juntos no podíamos evitar mirarnos. Así pasó también cuando hicimos el concierto en la azotea de los edificios Apple interrumpiendo los negocios de la gente y la policia haciendose presente.

Cada concierto que hacíamos, John me miraba (o yo) y me dedicaba una sonrisa que parecía significar un: Lo volvimos hacer, gracias.

Lo que realmente odié de esas grabaciones, era cuando John agarraba a Yoko y comenzaba a besarla y a bailar con ella mientras nosotros tocábamos algo de música.

Fingir una sonrisa delante de la persona que amas mientras comparte cosas hermosas con otra, es realmente doloroso.

·

Habíamos acabado todo y ya era hora de marchar. El día estaba llegando a su fin, me estaba haciendo a la idea de que ya no vería más a Johnny debido a que hoy era el último día que me quedaba.

-Johnny. -me acerqué hacia él, que se encontraba con Yoko.

-¿Si?

-Puedes... ¿Disculparnos un momento? -le pregunté a Yoko, a lo que asintió y aparté a John para que ella no llegara a escucharnos.

-¿Quieres ir a cenar conmigo a un restaurante? Y luego... Podemos salir y divertirnos o hacer lo que tu quieras...

-Lo siento Paul. -dijo cruzando los brazos. -Con todo esto del nuevo álbum no he pasado demasiado tiempo con Yoko y... Bueno, le prometí que pasaría más tiempo con ella.

-Por favor, John, te lo pido.

-Ya quedamos otro día. ¿Vale? -negué.

-Necesito que sea hoy. P-Por favor Johnny. -posé mi mano sobre su brazo.

-Ya te dije que no.

-¡John, por favor! -insistí.

-Otro dia... -suspiró. -Adiós.

Recuerdos regresaron a mi mente, momentos que nunca quise que terminaran.

-Me hubiera vestido mejor al saber lo bien que te verías. -dijo John con una sonrisa. -Paulie, esto es precioso. ¿Por qué haces todo esto por mi?

-¡Si vienes conmigo no volveré a molestarte! -volví a insistir, cuando ya se encontraba de espaldas y alejado de mi, John se enojó más.

-Te amo, Johnny.  

-¡Te dije que no, James! ¿Entendiste? -me dirigió una mirada de enfado. Se acercó a mi y me susurró al oído con un tono de rabia-: Deja de ser tan celoso. Y luego, se marchó.

-No voy a dejarte ¿Vale? Confía en mi, te lo prometo. -secaba mis lágrimas.  

-No son celos. -musité en el abismo del llanto.

Volví a casa con el único deseo de cerrar los ojos para luego volver a despertar de esta pesadilla.
Los truenos iluminaban mi habitación por segundos. No podía conciliar el sueño, y no precisamente era por los truenos. De repente, sentí un dolor intenso en mi cabeza. -¡Ahh...! -chillé llevando las manos sobre mi cabeza y cerrando fuertemente los ojos. Y con ese dolor insoportable, me quedé inconsciente.

Quizás tenías razón y yo no podía cambiar el destino. Lo siento, Johnny.

Héroe [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora