Capítulo 40

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   POV  Anastasia

- Estoy agotada...me duelen los pies- le digo a mi marido mientras me tumbo en el cama boca arriba.

- ¿Quieres que te haga un masaje?- Me pregunta y empieza sacar los zapatos.

- Te lo agradecería...por cierto, me divertí mucho- baile con mi marido y disgusté la deliciosa comida, me hubiera gustado beber una copa de champagne, pero no se pudo.

- Jhon, se veía muy feliz.- Comenta mi marido.

- Si...excepto por la intervención de la loca...todo estuvo muy bonito.

- Si...¿Nos damos una ducha, o un baño?

- Solo quiero dormir.

Christian, empieza masajear mis hinchado pies. Tengo los ojos pesados, poco a poco empiezo a cerrarlo...

Me despierto, porque mi vejiga está que explota, abro mis ojos. Christian, duerme plácidamente. Estoy con un babydoll azul. Christian, debió ponérmelo. Me levanto con cuidado para no despertar a Christian...

   Tres semanas después.

- Lo he reunido aquí, porque hoy es mi ultimo día aquí- le digo a todo el personal del restaurante.   

- Vamos extrañarla jefa- me dice José.

- Me voy, pero volveré en unos meses mas- uno de los chef, me entrega una caja con un hermoso ramo de rosas. - Me harán llorar- les digo.

- Ana...todos vamos extrañarte- me dice Kate, ella solo regresó hace unos días.

- Gracias. Gracias a todos, cuidan el restaurante- todos los empleados empiezan aplaudir. - Suerte jefa- escucho que dicen- vamos a cuidar muy bien el restaurante, no se preocupe- me dicen.

Emocionada salgo de mi restaurante en compañía de Kate.

- Christian, va estar feliz- murmura ella.

- Yo también...con mi enorme vientre me canso mucho- ella me acompaña hasta el auto. Donde Swayer, me espera. Le entrego el ramo de rosas amarillas, y lo pone en el asiento del copiloto.

   
  

- Solo dedicate a descansar, para que mi ahijado llegue a este mundo muy relajado-

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- Solo dedicate a descansar, para que mi ahijado llegue a este mundo muy relajado-

- Tu ahijado parece que quiere ser futbolista, solo patea últimamente- el bebé patea mucho, pero la culpa lo tiene Christian, que le habla y le canta, Ted, responde con una patadita.

- Bueno amiga, llego la hora de decir adiós a este lugar por unos meses- miro la fachada del restaurante.

- Nos costó mucho levantarlo- digo con nostalgia, este restaurante costó, trasnochadas, cansancio, llantos, sudor,hasta que llegó a donde Kate y yo nos propusimos. Ser el mejor restaurante de Seattle.

UN ÁNGEL ENTRE MIS SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora