• Chico Chocolate •

61 6 0
                                    

"Ruby... ¡Ruby!" Claire me arrebata de mi sueño diurno, devolviéndome a la realidad.

Claire es mi jefa. Actualmente soy mesera en el café-biblioteca del pueblo de Tupaico, "Claire's Cave" o como me gusta abreviarlo, CC. El nombre puede sonar como si fuera una mujer joven, pero en realidad mi jefa tiene casi ochenta años de edad. Con todo y años, es de las mujeres más fuertes que conozco. Se ha convertido en una figura maternal en mi vida a través de los años. La conozco desde que era una pequeña.

Una vez, caminando con mi padre por el pueblo, pasé por el café y me fascinó lo que vi adentro. Libros en cada pared, el olor a café se podía sentir desde la acera del otro lado de la calle. Cuando entré por primera vez y escuché el sonido de la campana arriba de la puerta que anuncia la entrada de un cliente, supe que ese lugar sería mi santuario de ese momento en adelante.

Tití Claire, como me gusta llamarla, me dio trabajo justo cuando cumplí mis trece años. Me pasaba tantas tardes después de la escuela sentada allí, haciendo nada, solo observando, que me aprendí el menú como la palma de mi mano. Leí la mayoría de los libros y sabía exactamente dónde buscar, por autor o por género.

"Lo siento, Tití Claire. Sabes como soy. Siempre creando historias de lo que observo." dije mientras me reponía y volvía a barrer.

"Seguro que sé. Haces historias de aventura y romance hasta con los vasos sucios que deja la gente en las mesas que, a propósito, debes recoger."

Cierto, los vasos de la mesa doce. Se me habían olvidado.

"Lo siento, otra vez. Prometo que voy a limpiar todo antes que se acabe mi turno."

Fui a la mesa doce y comencé a pasar el paño mojado para limpiarla. La gente que viene a este lugar casi siempre son bastante respetuosas, se llevan sus vasos y los botan en el zafacón. Mantienen el lugar recogido. Algo que agradezco de todo corazón. Una voz desconocida me sorprende, dándome un susto que envía un corrientazo por mi cuerpo que hace que me pique el pecho y los brazos.

"¿Eres Ruby Centauro?". Un chico que está sentado en la mesa diez me está mirando.

Está sucia, debería limpiarla.

"Sí. Siento mucho lo de la mesa. La limpio enseguida. Es que a veces me distraigo y no hago mi trabajo."

Saco el "spray" de limpieza de mi cinturera de materiales. Es de mi padre. Trabaja en construcción y me la obsequió el día en el que tití Claire me ofreció el trabajo. La uso para acomodar mis materiales de limpieza y la libreta de órdenes. Guardo allí todo excepto el bolígrafo, siempre va viajando sobre mi oreja derecha. ¡Siempre! El chico espera a que termine de limpiar su mesa para pedir su orden.

"Dos chocolates calientes con polvo de canela encima."

Qué coincidencia, justo así pido el mío. Con polvo de canela encima y un buen libro para leer.

"Te lo traigo enseguida, ¿Señor?"

"Scott."

Saco el bolígrafo de mi oreja y apunto dos chocolates con canela. "De acuerdo, Scott. ¿Algo adicional?"

Saca su celular y mirando la pantalla dice, "Por ahora no. Gracias."

Le pedí a Titi Claire los chocolates con canela y continué limpiando mesas. De vez en cuando miraba con el rabo de mis ojos hacia el chico de la mesa diez. No puedo negar que es atractivo. Es alto. Probablemente seis pies cuando está de pie. Su tez es morena, tiene pecas en su rostro que siguen hasta sus brazos. Puedo ver que siguen por su cuello. Tal vez tiene pecas en todo su cuerpo. Tiene cabello ondulado, un poco largo. Tal vez no tan largo, pero sí más largo que otros chicos que conozco. No vi bien el color de sus ojos la otra vez que hablamos y desde tan lejos no creo que logre ver nada.

Novio Para RentarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora